27/3/12

Los ojos, hablan...



No recordaba en que calle doblar. Podría ser antes de cruzar la avenida o seguir dos cuadras para arriba. Oscar estaba desorientado, no perdido porque durante años había transitado esas veredas en los días en que era cartero de la pequeña empresa del tío Luis, el hermano menor de su madre. Ahora era un abogado laboralista muy destacado. Lo que no imaginaba Oscar camino a ese seminario sobre la Ley de Contrato de Trabajo era que se toparía con un hermoso rostro, el cual lo transportó a un recuerdo aún latente: su primer amor, Pamela.

La idea de que pueda ser la hija de esa mujer a la que tanto amó en épocas pasadas, ya fallecida, comenzó a carcomer sus posteriores noches.

Oscar sabía que Pamela se había casado con un compañero de psicología, la carrera universitaria que había dejado trunca. César Lotario, en aquellos años en que se compartían afinidades políticas, se había adueñado de su corazón

El seminario pasó a la historia, y día tras días, a la misma hora, Oscar trataba de encontrarse con esa mujer, tan parecida a su amor de otra vida, hasta que finalmente consiguió abordar a la presunta hija de Pamela.

Gabriela Lotario, ese es el nombre de la persona que en efecto le confirmó que es la hija de Pamela y César, fruto de un matrimonio que no fue feliz. César fue un despojo humano, víctima de los horrores de la dictadura militar.

Oscar repasa sus años, recordando a Pamela, ese amor que no fue. Su memoria es un constante viaje hacia la historia. Un repaso de una Argentina derruida cuyo máximo apogeo es el golpe militar del 24 de marzo de 1976. El exilio, la idea de Montoneros, la orga que lo tuvo todo y lo perdió barajando mal las cartas. Oscar, hijo de un gremialista de otros tiempos, honesto y luchador, aún antes de el arribo de ese coronel que cambió la historia.

Gabriela está casada pero al igual que su madre, vive el martirio de una mala relación con su esposo, Marcelo. El abogado cada tanto se junta a tomar un café con esa mujer que es tan parecida a Pamela Gabriela cuenta cosas de la madre que llaman la atención en Oscar. Comprende que su antiguo amor ha a tenido una muerte demasiado extraña que nadie investiga. ¿murió por las torturas de los represores en los centros clandestinos de la dictadura o fue César, atenazado por los celos en medio de su clandestinidad?

La relación madre e hija también llaman la atención en Oscar. ¿Qué pasó con César; era realmente una víctima de los tormentos al que había sido sometido o toda era producto de la imaginación de un cínico que delató a sus compañeros de militancia?. Y con la hija, cuál había sido la relación? La vida es una parábola, y Gabriela estaba casada con el retoño de un importante empresario textil, conocido por hacer favores políticos a amigos en el mundo de los negocios. Oscar los había enfrentado por defender a los trabajadores explotados en sus establecimientos comerciales. Más de una vez, Marcelo intentó comprar a ese abogado defensor de pobres obreros, pero nunca pudo. Su esposa, Gabriela, nunca lo amó.

Sus caminos se volvían a cruzar. El puente era Gabriela en el camino del recuerdo de su madre. ¿Pero que había pasado con Pamela?, se preguntaba una y otra vez Oscar, envuelto en los dilemas del pasado, para un presente que no alcanzaba a comprender…

Este será el primer capítulo de un Apunte referente a la historia de un abogado laboralista, que en las vísperas de entrar en la tercera edad, y sorprendido por la prueba del azar en desempolvar el recuerdo de un viejo amor en el pasado, transforma el hoy y el futuro en la investigación de una muerte que aún no se investiga y la memoria aún no olvida.