18/7/12

La Nación por la Nación


Foto tomada de festejos de 25 de Mayo de 2012

El domingo 15 de julio de 2012, el diario centenario argentino, La Nación.com, publicó una editorial titulada “La nueva historia oficial” sobre el relato y defensa del "modelo", en el que según el matutino, el  Gobierno nacional  amaña los hechos del pasado sometiéndolos a su voluntad.
Dice la editorial: “Con la voluntad de amañarlo todo a su entera voluntad, el discurso oficial no sólo busca esculpir una visión favorable al "modelo" y sus presuntos beneficiarios políticos, económicos y sociales para esta turbulenta etapa nacional bajo el signo del matrimonio Kirchner. También incursiona con frecuencia en el pasado a fin de confeccionar un relato a medida de sus propósitos.”
Agrega: “Hoy, un grupo de publicistas, que se arroga la condición de jueces y censores del pretérito y lanza fulminaciones o halagos a personajes del ayer, pretende alborotar la seriedad de los estudios históricos con instrumentos de inocultable servicio a la política oficial de estos días. Ese grupo anuncia el propósito de demoler la antigua historia oficial que hoy ningún investigador se atrevería a adoptar como dogma de fe, pero oculta que en su agitada movilización ellos mismos encarnan una "historia" oficial acorde con las notorias peculiaridades del gobierno de turno”.
Desde Doc9, apuntando y aprendiendo, tratando de ser pensante y no ser pensados por otros que detectar  y explicitar las claves la realidad política, jurídica e histórica es una acción clara y sistemática cada vez que el pueblo tuvo en sus manos su propio destino. Esa es la idea de este Apunte. Una tarea que la prensa tradicional no realiza ni hará nunca porque vela por lo contrario al ser exponente de una minoría de apellidos con estatuas inmerecidas impuestas por los vencedores, que tiene a un traidor a las causas populares:  Bartolomé Mitre y su diario La Nación en una batalla que continua desde 1852. Batalla política, cultural y económica, batalla en torno del ejercicio del poder que también transcurre en el campo estratégico de los medios de comunicación, fundamentales para insuflar los espíritus o deprimirlos.
Batalla que tiene preanuncios y precedentes según un itinerario que en dos siglos pasó por el rechazo a las invasiones inglesas, la Vuelta de Obligado; la rebelión del interior contra la imposición del centralismo porteño; el voto secreto, universal y obligatorio; el 17 de Octubre del 1945; el retorno de Juan Perón,  el  regreso de la democracia y el fin de las leyes de la impunidad.
Todos hitos palpables de esta obstinación de ser llamada Argentina que tiene símbolos permanentes como la causa de Malvinas.
Foto tomada dentro del Monumento a la Bandera, Rosario, Santa Fe 2012

La identidad reclama descubrir el pasado, reinterpretarlo, declarar la guerra a la mentira impuesta contra las mayorías por quienes escribieron una historia oficial que hoy desnuda sus escamoteos y miserias.
Los eternos argentinos traidores a las causas nacionales, desde lo que ayudaron  a escapar al inglés Beresford desde la cárcel de Luján, a los que en 1845 se subieron a los barcos ingleses para colaborar con la invasión que repudió José de San Martín desde su propio exilio, a los que hicieron el genocidio al pueblo paraguayo a la orden de Mtire, a los que degollaron salvajemente a la hora de la organización nacional en torno de la gran capital mitrista, a los que lucraron con los prestamos extranjeros desde la Baring Brothers hasta el armado de la colosal deuda que pagan con su propio desangre generaciones enteras de argentinos y a los que cometieron crímenes de lesa humanidad sin olvido.
Enemigos locales que responden a enemigos estratégicos. Que atentaron contra procesos nacionales, como el que comenzó en Mayo en 1810 contra Manuel Belgrano, el indiscutido, del que tanto hay que aprender y aún falta. O de su primo Castelli, su colega Mariano Moreno, y el proyecto de construir una independencia, una soberanía, a partir de un abrupto cambio en las relaciones sociales, de poder, repleto de españoles que no querían cambiar nada, individualistas.
En esta línea, la nueva Ley de Medios es el eslabón principal, el resumen de una gestión de gobierno que nació de la crisis del 2001, asumió en el peor momento histórico y económico del país y con un porcentaje de votos mínimo, creó poder de la nada para enfrentar a las grandes corporaciones, ganó y perdió elecciones y ha levantado banderas de lucha inimaginables para quien esto apunta. A esas luchas es la que teme el diario La Nación, del traidor a las causas nacionales que fue y es Mitre.
Bienvenidos a esta lucha contra eso en el Bicentenario de la Patria, somos soldados, orientadores en la lucha de despertar zonceras y aviviar a los dormidos o desorientados,  gobierne quien gobierne, porque los Gobiernos pasan y la Patria queda. Soldados del legado de Manuel Belgrano, el que no fue militar y se armó en su defensa, lo vistieron de General, la historia mitrista lo quiso esconder, quieto al lado del mástil de la bandera, y quien alguna vez dijo "más que un Padre de la Patria, me contento con ser un  buen hijo de ella. 

3/7/12

Angel rojo y blanco


El Apunte está relacionado a una anécdota tan especial como emotiva. Se trata de Héctor, un hombres de consensos. Así dice ser y así quieren que lo definan.  En sus 75 años transitando por la vida, siempre ha sido respetuoso de sus opciones, creencias y hasta decisiones.
Pero hay dos cosas, que lo movilizan y bloquean su cerebro. Una el amor por Boca Juniors; el otro, por Juan Domingo Perón.
Esas enfermizas convicciones, lo llevaron a ha dedicarse hacer bosteros a todos sus hijos, incluyendo sobrinos cuyos papás y mamás eran de otros clubes.
Para una mayor precisión: su madre era de hincha de San Lorenzo (bajo la influencia de Fugazot, el papá de la actriz, el galán de la audición radial La gran pensión del campeonato, de los años cuarenta), y su padre de Estudiantes de La Plata. Los hermanos, por orden de aparición, eran de River, Estudiantes, River, Racing y él, el menor, se hizo de Boca.
La técnica de convencimiento en Héctor fue llenarlos de regalos apenas nacían, la mayoría juguetes y ropitas azul y amarilla. Así, pasaba a ser el mejor tío del mundo, el que los iba a buscar con su auto y que al surbir les preguntaba democrática y buenamente qué debían decir. Y ellos para no tener vedado el paseo con el único auto de la familia, respondían “ Viva Boca y Viva Perón”.
Así fue como con el tiempo Héctor logró que hasta los nietos de sus sobrinos, sean xeneizes y peronistas
La misma técnica fue usado durante 25 años, con el plus de Copa Libertadora obtenida por Boca en 1977, la llegada de Diego Maradona (Doc9) y los goles de Martín Palermo más las asistencias de Riquelme y las eras Carlos Bianchi y Coco Basile.
La bosterización corrió sobre rieles aceitados...
La  peronización, por su parte, resultó mucho más fácil de enseñar.
En medio de esa vorágine, Amalia, su hija mayor, se separa y retornar a hogar paterno junto a sus hijitos Nicolás y Paola. Para  Héctor , más allá de lo traumático fue hermoso ya que sus dos nietos, pasaron la alegría de la casa.
Pero un día el padre los vino a visitar y encontró al nene con la azul y oro puesta y muy por debajo de sus bigotes, le dijo: “ Sacate esa inmundicia”.  Héctor se tragó la bronca y pensó lo siguiente: llevar la pelea para que los chicos sean de Boca, establecería entre los chicos y el padre una barrera más. O sea lo contrario que los abuelos suelen buscar; una armonía familiar en la que el padre, un fana de River, tuviera con los chicos una muy buena relación.
Así fue que desde el domingo siguiente,  Héctor  se largó a la tarea maratónica  en reconvertir a su nieto en gallina . Haciendo un esfuerzo sobre sobrehumano, cada quince días, se largó por años de llevar a su querido nieto al Monumental.
En eso estaba sin que Nicolasito diera muestras de gran interés en la causa, hasta que un domingo, para la desgracia del abuelo, la vida le demostró que su tarea había sido exitosa. 
Resulta que un domingo jugaba River con Estudiantes y Boca estaba segundo, por lo que no había bostero en el mundo que no quisiera que los de la franja roja perdieran.  Héctor  no era la excepción.
El Monumental repleto de los enemigos y apenas comenzado el partido… ¡golll!.. de Estudiantes. La alegría interna de  Héctor  era tremenda, pero Nicolasito, estaba muy triste.
Y encima, treinta minutos del segundo tiempo…¡ otro gol! …de Estudiantes.
Héctor cantaba praa mis adentros ¡ Dale Boca, Dale Booo...! y, calladito el hombre, pensaba también cómo andaría su equipo que jugaba con Gimnasia de La Plata.
En esos placeres estaba cuando su nieto con los ojos llorosos, dice tan fuerte que todo Los Borrachos y no tanto de esos tablones de cemento ubicados en medio del chetaje de Núñez, escucharon del chico:
- ¡ Abue, rezale a la abuelita para que por lo menos empatemos, rezale que ella nos ayude desde el Cielo !.
Entre sorprendido e incrédulo, pero más todavía conmovido por la fe que el nene tenía en su abuela que había fallecido poco tiempo atrás,  Héctor  dudaba qué hacer hasta que un morocho grandote como la Mole Moli, cortésmente grita:
 - ¡ Dale viejo que se termina el partido!.
Y así, mientras todos estaban parados, cumpliendo el pedido del nieto, el abuelo  Héctor se sentó y comenzó a pedir sinceramente al alma de su señora que ayudara a cumplir el sueño de la criatura cuando, de golpe… ¡¡gol de River!!, con lo que al instante sintió que lo levantaba, abrazaba y besaba esa manada de búfalos enloquecidos.
Pero, recalcitrante bostero, estaba contento porque River seguía perdiendo, Boca estaba puntero y faltaban apenas dos minutos.
De pronto,…¡¡¡gol!!.. de River mientras  Héctor  estaba rezando nuevamente por pedido de su nieto. Y así, levantado en brazos, mezclado en toda clase de festejos, fue tributo de un amor gallineril que continuó hasta ubicar su auto en la Av. Libertador y, por si fuera poco, con una camiseta de River en la espalda, que aún  Héctor  guarda con mucho respeto y cariño.
Porque lo realmente inolvidable fue el beso de alegría de su nietito por lo que durante muchas cuadras las lágrimas no lo dejaban ver el tránsito.
Ese día  Héctor  supo que gacias a Dios y a un ángel, River lo hizo feliz. 

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