19/3/10

Goteras


Al borde de superar a África, la Argentina tiene más del 75 por ciento de su territorio en vías de convertirse en un desierto. La destrucción de la cubierta vegetal, la erosión de los suelos, la falta de agua y el monocultivo de soja desmesurado y sin rotación son algunos de los factores que han acelerado el proceso de deterioro. A ocho años de la sanción de la ley de política ambiental, que aún no fue reglamentada, se dirime esta problemática que compromete a las generaciones argentinas futuras.
La reforma constitucional de 1994 agregó el artículo 41 que protegen los recursos naturales e insta al Congreso Nacional a sancionar leyes destinadas a cuidar el medio ambiente. Poco de eso sucedió en estos diesieis años.
Al problema del suelo, se le suma, el poco control del agua.
Que pasa en ese país, que fue lo que sucedió?. Aquí un apunte para tener en cuenta.
Después de la batalla de Caseros, la Argentina pasó a ser un eslabón más del mercado de capitalismo inglés. Junto a la gestación de un modelo agroexportador, el entonces presidente de la Confederación, Justo José de Urquiza, firmó el 10 de julio de 1852, tratados con Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que establecían el libre tránsito de los ríos Paraná y Uruguay.
Hasta la caída de Juan Manuel de Rosas (Doc9) a principios de 1852, los ingleses estaban con la sangre en el ojo tras la derrota sufrida en la batalla naval de la Vuelta de Obligado. Añicos se hicieron las aspiraciones de Inglaterra y Francia de internarse por el río Paraná hasta el Paraguay.
La sanción de la Constitución Nacional de 1853, completó el plan inglés y de su principal socio, el imperio del Brasil, basado en la libre navegabilidad de los ríos.
Casi una década más tarde, la Argentina de Bartolomé Mitre, Brasil y Uruguay armaron en conjunto una guerra de Triple Alianza contra el Paraguay. El 11 de Junio de 1865 se libró la batalla naval más grande de América, en el sitio donde desemboca el curso de agua llamado Riachuelo, situado en la desembocadura del río Paraná en su conjunción con el río Paraguay, Una vez más gana el poder de las aguas quedó para la corona inglesa y su socio, Brasil.
Para que el agua dulce siga siendo fundamental para la supervivencia de la humanidad, hay que proteger y cuidar el curso de los ríos. Siempre se trató de ellos.
Alrededor de 300 y 400 millones de habitantes del mundo carecen en la actualidad de agua potable. Si los ríos no son cuidados, en el año 2025 la existencia de entre 1.200 y 1.500 millones de personas se verá amenazada
por una grave escasez de agua.
En la Argentina, la mayor parte del caudal de los ríos se localiza en la cuenca del Plata; Noroeste, Cuyo, las Sierras Pampeanas y la Patagonia. Las dos terceras partes de la superficie de la Argentina sufren acentuados problemas
de aridez. La erosión es uno de los grandes problemas, como también la desertificación de los suelos.
El artículo 41 de la Constitución Nacional, incorporado en la reforma de 1994, tutela –o debería- la preservación del medio ambiente y los recursos naturales. Sin embargo, la norma no insta al Congreso de la Nación la sanción de una ley de presupuestos mínimos para controlar legalmente el agua y las cuencas nacionales. El mandamás jurídico en esta materia es el Código Civil, combinado con algunas viejas leyes, la libertad de navegar por los ríos y el manejo absoluto de los recursos a manos de las provincias en desmedro del Estado nacional.
Pero lo peor es lo que nos puede hacer Brasil. Itaipú es una represa que se gestó luego de que el presidente Juan Domingo Perón sea derrocado y su par brasilero Getulio Vargas obligado a suicidarse. Así, naufragaba vieja idea de Perón de crear el ABC (Argentina, Brasil y Chile), esquema geopolítico que debió asegurar la hegemonía argentina en la región. Hoy, Brasil manda en esta parte del sur con sus de cincuenta represas, manejando los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay y todos sus afluentes reteniendo miles de millones de metros cúbicos de agua.
Los vencedores de Rosas en Caseros impusieron a la Argentina la Constitución de 1853 que liberó los ríos del manejo argentino e Itaipú lo completó al cambiar la ecuación ya que sólo los brasileños pueden navegar aguas arriba de Itaipú. Los barcos argentinos no acceden a ese sistema debido a que esa represa no tiene esclusas que escalonen sus aguas.
”Dios perdona siempre, el hombre lo hace a veces, pero la naturaleza, nunca”, dice Héctor Dalmau, especialista en temas ambientales. Hoy, acongojados los argentinos por lo ocurrido en Chile, quizás podamos comprender mejor la dimensión de los peligros que corremos. Qué significaría que 30 mil millones de toneladas de agua cayeran desde casi 300 metros sobre la Argentina, en lo que sería una catástrofe mucho mas grave que la padecida por el pueblo chileno? No vaya a ser que Brasil abra Itaipu y hunda a la Argentina para siempre. Hay quienes estiman que en ese caso las aguas destruirían todo a su paso hasta rebotar en las Sierras de Tandil y desviarse hacia el Atlántico (Doc9).

* 24/03/2010. Día de la Memoria, para no olvidar, ese golpe del hace 34 años; para no repetir los mismos errores. Aquí, por segundo año consecutivo en estos casi tres de Doc9, un Apunte para en el día de la Memoria; Teodoro, preceptor, por Doc.

6/3/10

Material¡¡, el grito sabio




El corazón del oficio del periodista late en esa ciencia que es la Historia. Sea el papel, la foto, la televisión, la infografía, el programa, el flash, el vídeo o la radio. El periodista siempre es un testigo de la historia.
Hace unos cincuenta años no estaban de moda las actuales escuelas, carreras y licenciaturas de periodismo. Se aprendía a ser periodista en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el café de enfrente. Todo el diario era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos y generaba opinión.
El periodismo, más que una ciencia, es un oficio y como tal, requiere muchos conocimientos básicos y una buena cultura general, honestidad intelectual, franqueza, ética.
Hoy es distinto. Se hace periodismo sentado y de celular. Lo que antes necesitaba 24 horas para llegar al lector ahora tarda unos segundos, sea por mensajito de texto, mail. El periodismo de antes no era mejor ni peor. Era distinto. Ahora manda la tecnología. El rey: Internet.
Sí, el periodista es papel, porque así fue primero. Luego vendría la creación de la radio, de la televisión, la computadora, la web. Antes, el diario se dividía en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial.
La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural. La lectura era la adicción laboral. Los libros. No había grabadores. La llama del periodismo fue y debería seguir siendo la Libreta de Apuntes. Los modernos grabadores digitales de hoy no sustituyen la memoria. El grabador oye pero no escucha, repite. El granador no piensa. Es fiel pero no tiene corazón. Tomar Apuntes hace crear.
Muchas generaciones de periodistas actuales llegan con graves problemas de gramática y ortografía, dificultades para una comprensión reflexiva de texto, no entienden los códigos del oficio, graban diálogos casuales sin prevenir al interlocutor, no cuidan las fuentes, los Off the Record. Se cree que la mejor noticia es siempre la que se da primero cuando en realidad es la que se informa y explica mejor.
Jorge Larroca era un periodista de la vieja usanza. En realidad era historiador. Trabajó en el diario Clarín durante veinte años. También fue cronista en El Mundo; Correo de la tarde y en Mayoría, donde fue jefe de redacción. Eran tiempos que en pleno diseño de una página, tras lo ojos del editor, se gritaba, material¡¡
Fue subordinado de Osvaldo Bayer (Doc9) y de Marcos Cytrynblum. Tuvo de compañero a Enrique Oliva, Federico Bedrune, Carlos Eichelbaum, Daniel Muchnik, Carlos Quirós (Doc9), Claudio Andrada, Enrique Sdrech, Emilio Petcoff, Luis Alberto Murray, Luis Sciuto (Diego Lucero), Enrique Medeot y a Armando Vidal (Doc9). Con este último fue co autor del libro Rieles de Lucha, la historia del gremio ferroviario La Fraternidad. Vidal es del Decano de los periodistas parlamentarios. Tiene su reciente página web.
El oficio hacia sufrir a Larroca. Jorge prefirió abandonar la búsqueda de la primicia, la locura del cierre, la presión editorial y se dedicó a pleno a su pasión: los libros. Lo hizo tanto para escribirlos como venderlos. Jorge es autor de Entre cortes y apiladas; El padre Furlong, proletario de la cultura y San Cristóbal, el barrio olvidado. Por años vendió libros en Plaza Italia, al mismo tiempo que elaboraba notas sobre tango, un género que lo había apasionado. También colaboró en la revista Todo es Historia y fue quien encontró la emblemática filmación en super 8 de un Diego Maradona de diez años de edad hablando de su sueño que luego se haría realidad, tras salir campeón del mundo en 1986 y alcanzar la inmortalidad de ser el mejor de todos. El tape lo encontró Larroca, investigando para la película Fútbol Argentino (youtube) del año 1990, escrita por Osvaldo Bayer.

Jorge Larroca falleció hace diez años. Había pasado sus últimos tiempos en un geriátrico. Víctima de esa enfermedad de apellido germánico difícil de pronunciar, su memoria lo abandonó. A lo último no reconocía a nadie, siquiera a su esposa Alicia, pero seguía siendo él mismo. Testigo fue su amigo Armando Vidal, quien lo fue a visitar hasta el último día. Cuenta Armando que Larroca andaba por los pasillos con un diario en la mano, anunciando que caminaba hacia el taller. “Amigo, cuando vamos a hacer el segundo libro” refunfuñaba, como en los viejos tiempos.
El recuerdo de Jorge Larroca, periodista, escritor, historiador, tanguero, buen personaje de esta querida Argentina camino a su Bicentenario.



Los Apuntes a los que se hace referencia tienen directa relación al recuerdo de Jorge Larroca