27/12/12

Magia navideña a la gallega



Las circunstancias eran otras aunque similares. Susy abrió la puerta de su hogar por amor. Mandi para saldar una vieja deuda con un sentimiento retenido desde hacía más de cuarenta años.
Alberto, Hugo, Cristina y Mari. Son profesores de tango en su ciudad, Cádiz, una localidad de historia y puerto ubicada al suroeste de España,  y una de las ocho que componen la comunidad autónoma de Andalucía. Viajaron a Buenos Aires para perfeccionar su técnica en la tierra de esa danza por excelencia.
Gónzález en Cádiz. Comenzaba la magia
Es Navidad. Es el día más caluroso de un año más que especial en materia clima. El calor infernal va disipándose lentamente para abrir paso a una fuerte lluvia que tarda en llegar. Buenos Aires se está pareciendo a una ciudad tropical, como por ejemplo la del país más pequeño pero más poblado de América Central, San Salvador.
Esa no será la primera coincidencia de los anfitriones e invitados. Argentina y España tienen una historia en común. El tango, el clima, la cena de Navidad en familia y con los particulares invitados va coloreando una Noche Buena (Doc9) distinta.
Cádiz también tiene su equipo de fútbol. Héctor Veira, el gran delantero calvo Oscar Dertycia fueron algunos de los argentinos que por allí desfilaron… y en la charla, un dato atrae la mirada de los futboleros.
Antes de abrazar al tango y perfeccionarse, Alberto fue un asiduo jugador de tan popular deporte como el fútbol. Pero en su retina y en el baúl de los recuerdos, no están las dos estrellas argentinas que resumen la perfección de un país de fútbol como son Diego Maradona y Leo Messi.
Alberto lo dice sin anestesia ante esos argentinos que lo escuchan atentamente. El tango fue la antesala; es el momento de hablar de la pelota. Y el héroe se llama Jorge Alberto González Barillas… alias “Mágico”,el redentor de El Salvador, que supo brillar hacia fines de los ochenta e inicios de los 90 en Cádiz C.F, el equipo de los amores y ciudad de Alberto.
González forma parte de esa élite que tiño de exquisito fútbol a nivel internacional pos Pelé, el crak brasilero. Fue la era de Enzo Francescoli, Michael Platini, Carlos “El Pibe” Valderrama, Emilio Brutagueño, Rudd Gullit, Hugo Sánchez, Enzc Scifo, Paolo Rossi, Karl Rumenigge, Hristo Stoichkov  resumidos en un solo jugador: Diego Armando Maradona.
Pero a Mágico nunca le importó ser el mejor ni estar en los grandes clubes. Eligió Cádiz como su lugar en el mundo. Tal cual Alberto, Cristina y compañía habían elegido ese hogar argentino para pasar la Navidad en el año en que supuestamente se iba a terminar el planeta.
En el FAS en el 2000. Mágico a los 42 años en su retiro
Mágico, era la antítesis del futbolista metrosexual que conocemos hoy en día con tipos como David Bekam o Cristiano Ronaldo . Flaco, desgarbado, con el pelo desordenado, medias caídas y narigón, Mágico nunca se preocupó por su apariencia. El era lo que es. Entrenaba poco y mal, pero jugaba mejor que nadie.
Alberto cuenta que en Cádiz eran famosas sus salidas nocturnas, en las que compartía copas y baile hasta altas horas de la madrugada con la misma hinchada que lo aplaudía e idolatraba en cada partido.
Y Mágico no los defraudaba, como en aquel partido frente al poderoso de siempre, el Barcelona, por el Trofeo Ramón de Carranza de 1984. Fue el propio Mágico quien aportó todo para dar vuelta el 0-3 a favor del Barsa, marcando dos goles y asistencias para un 4-3 histórico e inolvidable. Alberto era un niño pero recuerda y lo cuenta con ansias el día que Mágico se adueño de su corazón como el de todo Cádiz.
Mágico en 201
En fútbol a veces están los huevos y después los pies y la cabeza. Mágico tenía de sobra todo más poseía nobleza y memoria. Porque cuando el Cádiz descendió en 1983 a la Segunda División y a pesar de tener múltiples ofertas de clubes más ricos, optó por quedarse para ayudar a su equipo a volver a la máxima categoría. Décadas más tarde, un tal Matías Almeyda haría hasta calzándose el buzo de técnico con River Plate en el peor momento de su historia en 2011. Volviendo a Mágico, sentía que en ningún otro sitio lo dejarían ser, tanto fuera como dentro de la cancha.
Alberto recuerda que un dirigente harto de las conductas indisciplinarías del Mágico lo hizo emigrar al Valladolid. Todo el año 1985 estuvieron separados. El club pucelano intentó reconducir la situación del salvadoreño pero Jorge no estaba para que nadie le dijera lo que tenía que hacer, así que un año después volvió a Cádiz, a su casa por cinco años inolvidables.  El fútbol es un deporte colectivo por excelencia. Un solo jugador no puede ganar siempre solo los partidos. El Salvador se quedó afuera del Mundial de México de 1986 en el que Diego Maradona (Doc9) alcanzaría la inmortalidad.
Mágico, de nuevo al calor de su gente, vivió esas intensas temporadas con todo su corazón. Su fútbol seguía siendo exquisito, pero los excesos comenzaban a hacer estragos en su físico.
En un amisto D10s vs otro Dios. Año 2006
Mágico, quien alguna vez dijo: “el fútbol para mi siempre fue un juego, por eso yo no soy profesional y el día que no me divierta más, lo dejo, porque lo que se dice trabajar, eso es otra cosa", fue un grande entre los grandes. Y a quien primero gambeteó fue a las empresas del capital financiero internacional que quieren hacer un producto millonario tal habitual hoy con el argentino Messi, Cristiano Ronaldo o el primero de todos, el inglés Beckham.
Se burló en la cara de esos dirigentes que le negaron formar parte del Barcelona de César Menotti y Diego Maradona. Que dupla hubiesen sido esos dos dentro y fuera del campo de juego.
Dijo Maradona dijo de el Mágico: “El era uno de los diez mejores futbolistas que he visto en mi vida”.


En el año 2001, el Cádiz homenajeó a su ídolo. Alberto, contento lo recuerda. Mágico, otro que demostró que el fútbol es el deporte peculiar que pone en escena el mito de la igualdad de oportunidades. Porque para pasar a la historia futbolera no se necesita un físico privilegiado, ni dinero, ni venir de una clase social pudiente. Que un gordito como Maradona (Doc9) o un desgarbado como Mágico, que serían descartados en cualquier otra deporte, fueron los mejores futbolistas. El petiso movedizo, el grandote torpe, el corredor sin frenos, la mole, el más vivo, el chicato, el más tonto, todos pueden jugar. Hay puestos para cualquiera, sólo hay que descubrirse. Como en el tango. Y a conclusión, de tantas, llagaron esos argentinos y españoles en la que sería una "mágica" noche de Navidad.














(Video de tantos del Mágico, clik)





*Feliz Fin de Año, que para quien esto apunta fue uno de los años más futboleros y de aprendizaje, como lo fue jugar en cancha de once y casi la mitad de 2012 con mis amigos todos esos miércoles.
Y un mejor 2013. A esta altura de la vida, me di cuenta que no hay años malos o buenos, sino que algunos con más movidos, otros más pensantes, otros de reflexión. La idea es siempre ser mejor persona, dudar y razonar. Darse el lugar de conocer sin pensar desde el prejuicio.
Abrazo grande de corazón.
Y a esos gallegos tangueros que en Navidad tanto nos reímos recordando a Maradona, Messi, mi referente Martín Palermo y al gran Mágico Gónzalez, el ídolo máximo del Cádiz Fc.

20/12/12

Prohibido olvidar




Las sociedades sin memoria están condenadas a repetir los mismos errores. Tropezar con la misma piedra. Fue y es así.
Las mismas calles porteñas y alrededores de la Plaza de Mayo, la principal de la Argentina, donde ayer dirigentes opositores realizaron una marcha, hace once años atrás fue centro de una epopeya teñida de sangre de argentinos que dijeron basta a un modelo de país que se había iniciado con la dictadura cívico/militar tras el golpe de 1976. Entiéndase la parte civil del derrocamiento de un gobierno democrático, cuando ayer, mientras se realizaba la marcha en la Plaza, la Justicia condenaba a prisión perpetua al ex ministro Jaime Lamont Smart, el primer civil sentenciado por crímenes de lesa humanidad, como muy bien destacó el portal del centenario diario La Nación, el matutino que fundó Bartolomé Mitre para justificar el genocidio del que fue protagonista de la guerra del Paraguay y custodiar desde sus páginas un relato histórico hipócrita.
Toda la historia es la historia. Todo el pasado es el pasado. Aunque a veces un Mitre prefiera quedarse con sólo una parte de ese pasado, seleccionando ingenua o engañosamente una época, una línea, unos personajes, y queriendo eludir tiempos, ignorar hechos y omitir actuaciones, como diría el gran pensador y recientemente fallecido Gustavo Cirigiliano, quien dijo: "los argentinos somos el conquistador y el indio, el godo y el patriota, la pampa privilegiada y el interior relegado, el inmigrante esperanzado y el gaucho condenado. Somos los dos, no uno de ellos solamente. Si nos quedamos con uno de los dos, siempre llevaremos a cuestas un cabo suelto sin anudar, siempre cargaremos un asunto inconcluso que no lograremos cerrar, siempre habrá un pedazo de nosotros que no lograremos integrar. Y todo aquello que uno no contacta ni incorpora y, por tanto, no cierra, eso no desaparece, continúa llamando, sigue siendo un mensaje en espera de ser recibido, reclamando, ser escuchado".
Contradicciones, como la de los dirigentes de la UCR, ayer presentes en la Plaza, sin un mea culpa de lo que sucedió once años atrás en ese mismo escenario. Una matanza. La dirigencia radical debería hacerse cargo y pedir perdón por la masacre con que se despidió su último gobierno, con cinco muertos en la Capital y otros treinta en el resto del país, en aplicación de un estado de sitio ilegal que nunca declaró el Congreso Nacional.
Los radicales siguen esa línea de no perdón, al aún no reconocer el crimen de fusilar 1500 trabajadores, en lo que se llamó a los ojos de la historia con el nombre de la Patagonia rebelde o Patagonia trágica, que fue la lucha protagonizada por los trabajadores anarcosindicalistas en rebelión de la provincia de Santa Cruz, entre 1920 y 1921, reprimida por el Ejército al mando del teniente Héctor Varela, autorizado y avalado por el entonces presidente radical, Hipólito Yrigoyen.

Un cuarto de siglo de políticas neoliberales significó el derrumbe del gobierno de otro radical, el cordobés Fernando de la Rúa por haber hecho lo contrario del mandato de las urnas contra la herencia de los diez años de gestión menemista. Menem fue un traidor al peronismo y De la Rúa a todos los argentinos por prometer que haría todo lo contrario.
Desempleo, recesión económica, pobreza, y marginalidad fueron el detonante de una sociedad agotada tras un modelo impuesto a sangre y fuego en 1976, que tuvo que necesitar del peor peronismo para desmembrar la industria, la educación, la salud, la soberanía argentina a partir de los años 90 hasta el 20 de diciembre de 2001. No alcanzaba con desaparecer personas, torturar, matar, robar los bebés de esos a quienes odiaban, tarea en las sombras alentadas en la superficie por empresarios y los medios de comunicación.
Once años se cumplen hoy de ese 20 de diciembre de 2001, día que explotó una crisis que un año atrás había dado muestras de que se trataba también de una crisis moral un año atrás con motivo de los sobornos en el Senado por la aprobación de la ley "Banelco", de flexibilización laboral.

Una acción que involucraba al propio De la Rúa, un personaje producto de un sistema político de punteros, dentro del que fue alguna vez un partido político mayoritario. De la Rúa fue el invento de los medios de comunicación hegemónicos, como el mencionado mitrista diario La Nación, un hombre descripto como un estadista que en realidad era un cínico perverso, un autista de la verdadera realidad nacional, un neoliberal sin preparación alguna, que detrás de una cara de boludo y una torpe movilidad física, se escondía un asesino. De la Rúa en todo momento veía desde las cortinas de la Casa de Gobierno como su policía mataba en esa Plaza hasta que se lo llevó el helicóptero de la verguenza y nada hizo para evitarlo siendo aún presidente, elegido ampliamente por las urnas dos años antes. Larga vida a De la Rúa, hoy procesado y futuro condenado. Que se pudra en la cárcel y sea todo lo que no hay que ser.
El 20 de diciembre de 2001, aquella crisis precipitó otra de carácter institucional, ya que al carecer de vicepresidente debió hacerse cargo el titular provisional del Senado, el justicialista Ramón Puerta. Demasiado peso para tan escaso chimango, Puerta convocó a una Asamblea Legislativa que designó a cargo del Poder Ejecutivo al entonces gobernador peronista de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, en los términos dispuesto por la ley de Acefalía 20.972.
A Rodríguez Saá lo invadió el pánico en medio de las cacerolas y demás marchas. Tanto miedo que a los pocos días renunció por fax desde San Luis y abandono la Presidencia. Cobarde y mentiroso. A Puerta también le faltó lo que hay que tener en estas circunstancias lo cual obligó que se hiciera cargo del Poder Ejecutivo al titular de la Cámara de Diputados, el ex intendente de Quilmes, Eduardo Camaño, quien convocó nuevamente a la Asamblea para el 1º de enero de 2002.

Para completar el mandato de De la Rúa, la Asamblea designó al bombero de su propio incendio. El senador Eduardo Duhalde, el vice de Menem, el que fundió la Provincia de Buenos Aires en en casi diez años de desgobierno. Duhalde tampoco tuvo lo que hay que tener. Tras los crímenes de Kosteki Santillán, el 26 de junio de 2002, a manos de la Policía Bonaerense que en sus tiempos de gobernador nunca dominó, Duhalde precipitó la más rápida salida electoral.
El 20 de diciembre para quien esto apunta fue un antes y después en su vida. Estuve presente en esa Plaza repleta de dolor, sangre y muerte. Lo ví, no me lo contaron. Ese 20 de diciembre de 2001 desató la muerte de un modelo y la gestación de Néstor Kirchner, el nuevo presidente con sólo el 22 por ciento -su contrincante, Menem, que apenas había logrado dos puntos más, se bajó de la segunda vuelta- y, así, en la peor situación imaginable el santacruceño asumió la presidencia el 25 de mayo de 2003.
La historia en estos once años ya es conocida. Kirchner asumió varias luchas que se resumen en la batalla cultural contra las grandes corporaciones de los medios. Algún gobierno de la democracia tenía que animarse a enfrentar a un grupo de empresarios periodísticos que sacan y poner presidentes desde hace casi cuarenta años tras la muerte del entonces mandatario Juan Domingo Perón, el hombre que cambió la historia argentina. Y ya apuntaremos subjetivamente sobre él.
El 20 de diciembre ya es parte del almanaque de la historia. Cuando un pueblo dijo basta a los intereses de unos pocos.
Desde niños nos hicieron creer que los militares sanguinarios, traidores al legado sanmartiniano y belgraniano, eran los enemigos del pueblo. No, ellos son solo una herramienta más del verdadero enemigo, que tiene muchos motes: el Imperio, el poder Financiero Internacional,  las 200 familias que manejan el núcleo del dinero del mundo. Que no quieren un país que se los subordine y sea industrial y soberano. Lo quieren en la periferia.Traidores a la Patria son aquellos hermanos que juegan a favor de estas familias en desmedro de su propio país. Allí están los Marcelo Bonelli, los Chiche, los Lanata que se ponen contento porque a la Argentina, su país, le hacen un juicio los fondos buitres de esas familias, todo por estar en desacuerdo con un gobierno democrático que se elige o desecha en las urnas. Total, ellos se llevan la plata afuera.
Son voceros que la van de periodistas de los Magnetto, empresario argentino funcional esas familias que planifican la hambruna, la ganancia y el entorpecimiento del desarrollo de los Estados. Ellos necesitan que no crezcan ni manejen sus riquezas, ya que las reservan para ellos mismos de acuerdo a sus cálculos y sus planes de supervivencia.  Ellos que venden armas, las fabrican, fabrican guerras, se quedan con el control de sus países y sus riquezas, avanzan sobre sus culturas, su identidad, sus hijos y sus nietos. Sino, que pasa el viernes pasado en los Estados Unidos; otra masacre, otra inseguridad.
Por todo esto y más, a recordar, pensando, reflexionado este 20 de diciembre de 2012, a once años del día que cambió el modelo de país.


18/12/12

Atanasio, argentino


La luz de su estrella se apagó cuando murió su hermana. Nada fue igual para quien se sentía y era el número uno con las mujeres. El mote de "jabón Lux" lo heredó de su progenitor.Padre e hijo compartían el apodo porque decían que de diez chicas "lo usaban nueve".
Juan jamás reconoció a esos hijos. Estaba casado y mantenía una relación paralela y a escondidas con Juana.
Juancito nunca conoció a su padre. Tampoco María Eva, su hermana menor, quien décadas después sería el corazón latente del movimiento político que cambiaría la historia al convertirse en Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Pero esa es otra historia. Hoy toca a un Duarte.
Porque antes de Eva o de su hermano Juancito, el secretario privado de Juan Perón, el soltero más codiciado de la Argentina, estuvo Atanasio.
No hay registros consanguíneos que los aparenten en familia entre sí.
La historia revisionista de la línea porteña Mayo/Caseros que se impuso desde el poder dejó en el tintero un detalle particular que sucedió a siete meses de gestarse la Revolución de Mayo de ese año 1810 la cual se estaba propagando por todo el virreinato de Río de la Plata.
Aquí el Apunte:
Era una noche calurosa de diciembre de ese particular año.
En los cuarteles de los soldados revolucionarios se estaban brindando los festejos por las recientes batallas obtenidas. La principal atracción era la presencia del presidente de la Primera Junta de Gobierno, el militar Cornelio Saavedra.
El apellido Duarte comenzaba a resonar en la historia nacional. La primera vez fue cuando a esta fiesta ingresó el capitán retirado Atanasio...Duarte
Localidad de Luján, provincia de Buenos Aires
 Duarte, veterano de cuarenta años de guerras, al ofrecer un postre a doña Saturnina Otárola, esposa del presidente, agita unas palabras que sorprenden a propios y a extraños:  “La América espera que Vuestra Excelente empuñen el cetro y ciñan la corona”.
Hubo aplausos y hasta un apretón de manos por parte don Cornelio hacia quien decía esas palabras.
El propio Saavedra sostiene en sus Memorias que no dio importancia a esa idea de Duarte, pero la trascendencia del brindis debió ser mucha porque alguien corrió a informarle al secretario de Gobierno y Guerra, el abogado y periodista Mariano Moreno, enemigo puertas adentro del Presidente.
Moreno tomó riendas en el asunto. Primero, contra Duarte y luego contra Saavedra.
Atanasio, que era un hombre de edad para la época fue castigado a la pena de destierro perpetuo de la ciudad de Buenos Aires, asiento del poder.
Duarte se bancó el castigo y nunca más regresó. ¿Cuál fue el crimen del capitán retirado Duarte, que a juicio de un hombre de leyes como Mariano Moreno mereciera tal castigo?
Duarte , sin mediar las consecuencias, embebecido de alcohol, levantó la copa de repleta de agua argiente y ofreció a Cornelio Saavedra la corona de emperador de América.
Se sabía que Moreno no daba con vueltas. Cuatro meses atrás había ordenado sin miramientos el fusilamiento de un héroe de la Patria como lo era Santiago de Liniers. No iba a tener complacencia con un viejo militar que avivó a Presidente, mano derecha de Liniers durante las invasiones inglesas cuatro años atrás.
Monumento a la Bandera, Rosario
Duarte era un alcohólico. Esa noche festiva había tomado más que nunca pero no había postulado un cambio de la forma del gobierno existente: aunque de modo diferentes, Saavedra y Moreno impulsaban una Revolución contra el modelo en decadencia español en nombre del Rey depuesto que era  Fernando VII. Era una estrategia política. Y guerrera para comenzar a ser una nación.
El delito de Duarte era de lesa majestad contra los derechos de Fernando VII, a quien quitaba el cetro y la corona ofertándolos a Saavedra.
En síntesis, sumergido por los efectos de la borrachera, Duarte hizo visible lo que en realidad era un secreto a voces: La Revolución era un maquillaje cosmético. El sistema instalado siglos atrás y elaborado en 1776 con la creación del Virreinato debía seguir. Ya no bajo el mando del imperio español en decadencia aunque sí con la protección de una potencia como Inglaterra. Saavedra representaba los interes de las provincias y Moreno el de los porteños. Ahí estaba la interna, la gesta que luego continuaría entre "unitarios" y los "federales" del interior durante 200 años. La civilización de la ciudad/puerto o el salvajismo de los caudillos provincianos. Así fue y así es. El poder sigue radicando en Buenos Aires
La de Mayo fue una revolución sin tiros. Decían: "El pueblo debe saber de que se trata", entonces si el pueblo debe saber que pasa, enterarse, es que no es protagonista de la revolución. Una revolución debe ser  totalitaria porque viene a sacar a un gobierno del poder y poner a otro. Es la imposición de la voluntad a otros y la subordinación de otros a la voluntad reinante. Es dominar a otros y someterlos a la voluntad que se quiere imponer.
Pasaje Lanin, Barracas, barrio porteño
Duarte dijo a gritos una verdad que mejor era callar. Saavedra pudo entonces levantar la pena a Duarte; pero no lo hizo, tal vez para no comprometerse. Que la Revolución fue un cambio de administración; Buenos Aires por virrey. El sistema continuó siendo el mismo.
Duarte cumplió su pena, desterrado en la localidad de San Isidro, olvidado por Saavedra que nada hizo por él y al igual que los gobiernos que sucedieron, Triunviratos, Directorios, Asambleas, Congresos. A Duarte nunca le levantaron la pena por no callar esa verdad.
Poco o nada dicen los manuales de historia sobre él. Se sabe, que cada tanto armaba alguna pelea en una taberna cuando algún gallego de los que tanto quedaban lo provocaba. Atanasio revindicaba la causa patriota y peleaba a puño limpio a aquel que vociferaba sin argumentos contra ella.
La patria le debe un desagravio a quien declaró por primera vez su independencia en voz alta, quien defendió su aguantarse el castigo orgullosamente sin merecerlo.
Atanasio donde quieras que estés, este homenaje en el apunte. Por muchos Duarte  más, de los mejores, con alegría, porque nada se puede hacer sin tristeza.

Un apunte del pasado recordando en el presente a uno otro de los olvidados de la historia nacional. 

7/12/12

No hay otro igual

Son escasas las veces que se lamenta la muerte de esa persona que no se conoce pero se siente como propia, como si fuera un amigo, un familiar lejano o buen conocido. Es ese ser humano que se no se conoce físicamente, pero no es ajena.
Una persona que puede ser mil en otras, siempre del mismo lado, ese en el que pocos quieren estar y menos aún se destacan. Para tener mil máscaras, ser muchos,  el oficio de actor es el ideal, porque es "el quien interpreta", como sostenían los hoy tan vapuleados griegos hace miles de años.
Uno de esos decesos para quien esto apunta fue la muerte del actor Oscar Ferreiro, el "malvado"de las novelas y algunas películas argentinas.
Ferreiro nació en el mismo mes y año (agosto del 45) que la gran estrella de todas, Roberto Sánchez, alias Sandro, con quien seguramente habrán trabajo juntos en algún largometraje del Gitano.
Oscar en acción. Actorazo
Ferreiro falleción a mitad del año 2009. Eran tiempos políticamente convulsionados en la Argentina. Se venían las elecciones legislativas que finalmente fue vencedora la dirigencia opositora frente al Gobierno nacional. En el manual político argentino, cuando el oficialismo es derrotado en esa clase de comicios, se dirige a una derrota segura en el cargo de la Presidencia de la República. Esta vez fue la excepción, porque la actual mandataria argenta fulminó en votos en octubre del año pasado a los mismos que ganaron en ese 2009, año en que agonizaba Ferreiro tras una larga enfermedad.
Ese actor, que supo asustar a millones personas desde la televisión Argentina y de toda américa, cuando interpretó a ese rufián de Alberto Lombardo en la telenovela Montecristo que se proyectaba en tiempos de los primeros juicios a los genocidas de la dictadura militar de 1976-1981, una vez que el kircherismo impulsó políticamente que la Justicia anule leyes que los protegían y el Congreso Nacional las derogase. Es decir, las normas de Obediencia Debida y Punto Final que Raúl Alfonsín, el primer presidente democrático no pudo evitar aprobar tras los constantes levantamientos militares -la famosa frase "la casa está en orden" del presidente Alfonsín contra los "cara pintadas del soldado Aldo Rico, que por esas cosas cómicas de la Argentina, después fue elegido por los votos diputado nacional e intendente de la localidad de San Miguel, él que quiso derrocar a un Gobierno-; es decir que Ferreiro interpretó a un ex represor de la dictadura militar y apropiador de bebés,. Casi una década atrás, Ferreiro había sido en la novela Ricos y famosos, el asqueroso Luciano Salerno, un empresario corrupto vinculado a la política.
Ferreiro además participó en el ciclo Alta Comedia y en algunos capítulos del unitario Socias (2008), su último trabajo en la pantalla chica.ee
Pero sin lugar a dudas, en la película Tiempo de Valientes, del director Damián Szifrón, -el mismo que de muy jovencito gestó el gran programa Los Simuladores, que todos se pueden ver en youtube.com- fue el villano Lebonian, un agente de la SIDE argentina, mafioso, asesino y despreciable, de una excelente conformación actoral.
En el teatro protagonizó El deseo bajo los olmos de Eugene O'Neill, La muerte de un viajante de Arthur Miller y Un enemigo del pueblo de Henrik Ibsen, entre otras.
Que actorazo¡ quien esto apunta se volvió a emocionar como hace siete años atrás cuando con el querido Gusti se ingreso al cine y nos topamos con esa genial peli que es Tiempo de Valientes, que trata de esa yunta que compusieron para la inmortalidad Luis Luque y Diego Peretti, enfrentando a ese agente secreto nacional todo poderoso, que era Labonian.
Donde quieras que estes Oscar, este recuerdo, a tres años que te fuiste a otra galaxia o donde sea y en días en que alguna chupasangre quiere ensuciar tu recuerdo. No hay "actor" que haga de malvado como vos. Aún no surge y quienes apreciamos los excelentes trabajos, te extrañamos.