27/8/10

Modelos


El próximo 23 de septiembre, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) realizará las elecciones para elegir nuevas autoridades. Uno de los candidatos es Hugo Yasky, que va por su reelección, más cercano al Gobierno nacional y a su par de la otra gran central de trabajadores co, que si cuenta con personería gremial; la CGT de Hugo Moyano. El otro candidato es Pablo Micheli, un furioso anti kirchnerismo. Dos modelos de central están en juego. Lo excepcional de la interna de la CTA es que se elige, por voto directo, un mecanismo democrático que no tiene ninguna central obrera en América latina, donde la norma es elegir la conducción a través de congresos acotados.
En la Argentina suele decirse que los sindicatos son la base fundamental del peronismo, el partido gobernante de los últimos ocho años en ese país. Actualmente, la ley 23.551, denominada de “Asociaciones Sindicales”, rige desde el año 1988 los hilos de los gremios. ¿Cuál es la historia de esta ley tan importante como oculta?
Entre 2008 y 2009 la Corte Suprema de Justicia argentina se pronunció contra la inconstitucionalidad de algunos artículos de esta norma de Asociaciones Sindicales. Primero, en noviembre de 2008, declaró la inconstitucionalidad del artículo 41 que establece que para ser delegado un trabajador debe estar afiliado a un sindicato con personería gremial. Segundo, en noviembre pasado, el máximo Tribunal sentenció que los delegados y directivos de los sindicatos simplemente inscriptos tienen las mismas garantías contra las suspensiones y despidos que los representantes de sindicatos con personería gremial.
La ley de Asociaciones Sindicales fue producto de un Congreso de la Nación de grandes debates, antes de la interna peronista para las presidenciables del año siguiente entre Carlos Menem y Antonio Cafiero. La norma fue una combinación de un proyecto en común, cuyo punto de partida fue la propuesta del senador peronista Oraldo Britos (Doc9/link), quien tenía como principales asesores al luego ministro de Trabajo, Enrique Rodríguez y al actual diputado kirchnerista Héctor Recalde. La ley 23551 nació para ser una especie de contención entre lo que dejó en el movimiento obrero la dictadura militar de 1976/1983 y el intento por parte del gobierno radical en 1984 para reordenar los sindicatos. Rige desde hace más de 22 años. ¿Llegó el tiempo de hacerle un retoque, algunos cambios y abrir el camino a las minorías para una mayor representación gremial dentro de los mismos sindicatos?, ¿es lo mismo que haya una sola Confederación General del Trabajo que tres o una sola Unión Metalúrgica que cuatro?, así no se restaría poder a los trabajadores sindicalizados.
Antes de la 23.551 el sindicalismo argentino recorrió otros caminos, aún anteriores al 17 de octubre de 1945, aquel año que cambiaría la historia. Eran tiempos en que a los gremios se los llamaba asociaciones profesionales y a la personería gremial, personalidad gremial.
La consolidación del sindicalismo argentino sufrió un duro golpe tras la Revolución Libertadora en septiembre de 1955 y la posterior intervención militar en la CGT. Esa dictadura impuso por el decreto/ley 9270/56 la desarticulación del modelo peronista al quitarles la personería gremial con lo cual los sindicatos pasaban a ser entes simplemente inscriptos.
El tiempo demostró que las organizaciones sindicales –desde el 55 al 76- trascendieron a las dictadura.
La Libertadora tenía poder para matar como lo hizo en 1956 y poder para anular por decreto la Constitución Nacional de 1949, pero no tenia poder político para aplastar al peronismo. Con Juan Perón exiliado y el sindicalismo menguado, cumpliendo con su promesa electoral tras conseguir el apoyo justicialista, en 1958, el radical Arturo Frondizi aprobó la ley 14455. Vuelve la personería gremial y la estabilidad gremial para los delegados sindicales en los lugares de trabajo. Nace la Dirección Nacional de Asociaciones Profesionales.
Con Arturo Illia en el gobierno, elegido en 1963 con solo el 25 por ciento de los votos, se dicta en abril de 1966 el decreto 969 que otra vez se buscó fragmentar la libertad sindical, siempre identificada con ese peronismo prohibido. Al cordobés no le alcanzó el tiempo: en junio de ese año fue derrocado por el dictador Juan Carlos Onganía. Fueron los dirigentes sindicales de los gremios de mayor crecimiento a raíz de la fuerte actividad económica del sector - caso la UOM- que una década atrás habían sido los artífices de la recuperación de los sindicatos, los que con el peronismo siempre proscripto, buscaron entenderse con Onganía. El tercer gobierno peronista de 1973 busco recuperar el modelo sindical fundacional. Se aprueba la ley 20.615 del abogado Horacio Ferro que hace hincapié en el mandato de los miembros de comisión directiva de los sindicatos, con posibilidad de ser reelegidos por otros cuatros años. Tras el golpe de 1976, la dictadura militar insertó la ley de facto 22105 que como primera medida sustituyó la denominación “asociaciones profesiones de trabajadores” por la de “asociaciones gremiales de trabajadores”. El mandato de los miembros de comisión directiva de los gremios era de tres años y accedía a una sola reelección de autoridades inmediata.
En democracia, el radicalismo fracasó en el Parlamento en su intento de “reordenar” a los sindicatos. El proyecto de ley, fue rechazado por el Senado y le significo su gran derrota al inicio de la gestión de Raúl Alfonsín, rodeado por funcionarios antiperonistas como el propio titular del Ministerio de Trabajo, Antonio Mucci.
Los sindicatos peronistas fueron siempre el sostén del justicialismo en el gobierno cualquiera hayan sido los peronistas que ocuparan la presidencia de la Nación.
Es útil tenerlo presente como un dato en la dinámica realidad Bicentenario, periodo que vale remarcar se extiende hasta 2016.


De regalo; el apunte en el recuerdo...El Misionero (link)y
Siempre el mismo (link)

7/8/10

Los Víctor


¿Cuál es el principio de la vida?; ¿Qué es el mito de la creación?; ¿Qué rol juega el avance de la tecnología?
La libertad y la responsabilidad, la presencia de los sobrenatural… ¿hay vida después de la muerte?; ¿qué es morir?, ¿dónde se termina?; ¿a dónde va a parar el recuerdo, el espíritu de la persona que murió?; ¿qué es la inmortalidad?; ¿la imaginación supera la razón?
Preguntas sin respuestas que la humanidad viene indagando en el cual la ciencia y la tecnología cumplen un papel fundamental. El ansia de saber. La creación y la destrucción de los propios monstruos. El conflicto entre el creador y la criatura, entre el padre y el hijo.
1818, Europa. Mary Shelley reposa eternamente estos interrogantes desde su novela subtitulada El moderno Prometeo, mundialmente conocida como Frankenstein. El libro trata sobre la creación contra los mandatos naturales divinos y la procreación masculina. El mito de diferenciación entre la humanidad y la naturaleza, por el conocimiento y la técnica, y el castigo que eso conlleva. El bien y el mal, la lucha eterna.
En cierta forma Frankenstein es un resumen del daño que puede traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos, siempre detrás de los experimentos del joven estudiante de medicina Víctor Frankenstein en busca del poder divino.
La obra hace hincapié en el abandono y el egoísmo, la búsqueda del éxito a cualquier precio. El modelo capitalista del sálvese quien pueda. La explotación humana, el ataque a la dignidad básica de las personas. El del fin justifica los medios, la poca distribución de la riqueza. El los negocios corruptos a cualquier precio.
Víctor Frankenstein –que no era doctor porque nunca logró terminar sus estudios- es castigado por su propia creación y ambición. Su familia es asesinada como su mejor amigo, por su propia creación, un monstruo repleto de amor y sin nombre, que abandonado a su suerte, lucha contra su propio creador. Esa rebelión es un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la tecnología, que también puede darse en la política.
2010. América. Empresarios argentinos y los referentes políticos opositores al Gobierno de ese país inmortalizan en una foto, el encuentro con Héctor Magnetto, el hombre fuerte del monopolio periodístico Clarín. Este empresario juega fuerte por primera vez en casi cuarenta años al frente del medio. Es su creación, su monstruo para defender sus intereses. La foto es la continuación de otra realizada en el laboratorio oligarca por excelencia al servicio de unos pocos: la Sociedad Rural, la madre del monstruo que es el modelo agroexportador que condenó a la Argentina a nunca desarrollar un poder industrial.
Víctor Frankenstein estaba obsesionado por la idea de que la criatura escapara a su control y destruya todo lo él más quiere. Le puede pasar a Magnetto, quien juega fuerte por Eduardo Duhalde como próximo presidente para el 2011. Esa candidatura es su creación. No pude darse otra. A Mauricio Macri le explotó la ciudad porteña en la cara y frcasó; Carlos Reutemann no quiere ser; Francisco De Narváez es colombiano y constitucionalmente no puede presentarse; a Felipe Solá no le da; los otros no prenden; y Julio Cobos (link/Doc9) ya fue.
Magnetto y Clarín (link/Doc9) crearon varios “Frankenstein” en los últimos cuarenta años. La última dictadura militar, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, De la Rúa. Eduardo Duhalde. rechazado por Reutemann, creó a su Néstor Kirchner. Como el Víctor de la novela, quiere matar a su monstruo.
Víctor recorrió el mundo y no logró matar a su monstruo sino que murió en sus brazos. Magnetto sabe que puede correr la misma suerte. A casi diez años, el fantasma del 20/12/2001 sigue cerca.
No todo el que crea y apuesta es un Frankenstein. Por eso este Apunte esta dedicado al actor y productor Gastón Pauls, un tipo sin grises que se juega por el trabajo, el arte y la política. Pauls es el creador de la productora Rosstoc, la autora de esa gran novela que fue Ciega a Citas por canal 7. Hoy, Rosstoc -su creación- enfrenta una deuda millonaria cerca de 4 millones de pesos y lucha por su subsistencia con un pedido judicial de quiebra. La productora tenía en mente estrenar en ese canal Conurbano, con Rodrigo de la Serna y dos películas: Mayo, sobre la vida del cura Carlos Mugica, asesinado por la Triple A en 1974 y Apache, centrada en la vida del futbolista Carlos Tevez, y el barrio Fuerte Apache.
Desde estos apuntes, creemos que Pauls podrá revertir la situación porque es un hombre querido y respetado en el ambiente televisivo. Ojala, Héctor Magnetto también se ilumine y no termine como el estudiante Víctor Frankenstein, preso, perseguido y muerto por su propia ambición y egoísmo.