30/7/11

No somos zonzos¡


Este es un Apunte que nace del gran amor que siento por mi país, la Argentina, el cual pretende -como dijo Arturo Jauretche- “despabilar zonceras”. La idea es ayudar a pensar, a reflexionar. Los argentinos no somos zonzos, sólo que a veces una zoncera resulta tan obvia, que pasa inadvertida precisamente por serlo. La Argentina, a 200 años del Bicentenario del 25 de Mayo de 1810, debate que país quiere ser. En esta línea es este material para tratar la gran zoncera que nos tiene en vilo para las elecciones porteñas de mañana, las abiertas del próximo mes y las presidenciales de octubre.
Descubrir las zonceras que llevamos adentro, sacar prejuicios, evitar que nos engañen los medios o los alcahuetes del poder; el zonzo empieza a dejar de serlo cuando analiza la zoncera. Será un acto de liberación: vamos a “apuntar” sobre Néstor Kirchner.. A fondo.
Cuando pienso y hablo de Kirchner, veo que su irrupción en la política nacional es similar a la de su antagónico político; Mauricio Macri. De distintos orígenes, ambos son una consecuencia de la crisis del 2001. Ese año –y yo estuve en la Plaza de Mayo el 20/12/2001- se terminó un modelo económico, que tenía de rehén, también a la política nacional, que para ese año, llevaba 18 años de democracia interrumpida.
Kirchner era gobernador la provincia de Santa Cruz en tiempos en que Carlos Menem era Presidente y Macri, un empresario y titular de Boca Juniors, en tiempos en que su padre, Franco, hacia negocios con Estado que dirigía Menem. Tras la crisis y la defraudación política que la Alianza, Néstor Kirchner se convierte en Presidente cuando es elegido por Eduardo Duhalde, el mandatario interino de ese entonces, luego de que otros potenciales candidatos se habían negado a ser su sucesor por la crisis económica y política. Algunos fueron Reutemann o De la Sota que no pasaba nada. La historia es conocida para comprender la zoncera. Había que evitar que Menem ganara en las elecciones presidenciales del 2003. Si el modelo había muerto dejando tantas víctimas en diciembre del 2001, como dejar que vuelva el hacedor de la mala criatura, el padre de la crisis o uno de ellos y de su continuador De la Rúa, que prometió que iba a hacer todo diferente y mintió. Había que "desmenizar" al país. En esas elecciones, Kirchner obtiene raspando el segundo lugar, en plena crisis y del "que se vayan todos". La gente estaba defraudada y con razón de la política. La última emboscada de Menem, en una rateada, decide bajarse de la segunda vuelta para dejar a un presidente débil, con bajo porcentaje de votos, que era lo que obtuvo Kirchner detrás del riojano. Así, asumió el santacruceño; siendo el presidente de un débil 22 por ciento y en el peor momento de la historia nacional. Para enfrentar esa realidad, tenía que construir a un gran poder, frente a otros poderes, provenientes de las corporaciones, sean estas de los s empresarios, la Corte, el sindicalismo, algunos dirigentes piqueteros, los políticos opositores a Duhalde, el aparato peronista, el peronismo, los intendentes del conurbano bonaerense, la crisis económica de dos años atrás -2001- los medios de comunicación, la Iglesia. Un poder contra ese poder. O ser otro presidente títere y defraudador. Kirchner estaba sólo. Duhalde le prestaba sus diputados y el aparato bonaerense de los intendentes y el peronismo. Y fue construyendo poder, y para enfrentar a ese poder de Menem, o mejor dicho, lo que estaba detrás de Menem -que lo sostuvo durante 10 años- y que lo obligó a bajarse del balottage, tuvo que negociar con todos, incluso con los impresentables de la política.
Un político tiene que ser ambicioso. Eso es la política, el juego del poder. Y de ambicionar el poder. Un político que no ambiciona el poder es un político fracasado. Como le pasó a Chacho Álvarez que terminó aliado con De la Rúa y así nos fue. Un político debe ser ambicioso para poder llevar, con poder, los proyectos que quiere hacer o puede hacer. Raúl Alfonsín quería, pero no pudo o no se animo y terminó yendo. Vino Carlos Menem y su vice, Eduardo Duhalde, luego otro embaucador como De la Rúa. Se sabe como terminó esa historia, lo que pasó el día 20/12/2001. El 2 de enero de 2002, Duhalde fue elegido presidente en Asamblea por los representantes del pueblo. Pero Duhalde, la cara de la vieja política, no se quiso quedar, huyó, sin antes convocar a un candidato y aceptó al único que le dijo que quería ser; Néstor Kirchner.
Ya como Presidente, tuvo que vencer a Duhalde mediante el enfrentamiento electoral entre sus esposas, en el 2005. Así elevó su poder y comenzó a hacer lo que siempre dijo que haría si fuera elegido Presidente. Para construir ese poder, tuvo que consensuar con todos. Como si fuera un equipo de fútbol, donde está un Riquelme, un Palermo, un Messi también se necesita de un Giunta, un Schiavi, un Hernán Díaz. Y en su Gobierno estaban los Filmus, los Tomada, la propia Alicia K, Lavagna, pero también los Jaime, los Moreno, los imbatibles como Aníbal.
Néstor Kirchner (doc9) terminó su mandato con el más alto índice de popularidad que terminara un presidente desde 1983. Pero Kirchner se equivocó. Chocar por igual con todos los sectores del campo, como si fuera lo mismo la Sociedad Rural que el productor pequeño agrícola y querer enfrentar al poder de las corporaciones, ese que bancó a Menem durante una década y luego le dijo que se bajara en el balottage para que asuma un presidente débil, o tratar la ley de medios, en su peor momento político, fue un error.. Más cuando su sucesora, su esposa Cristina, recién estaba comenzando su mandato.
Kirchner subestimó a la Sociedad Rural, no al pequeño productor que era su aliado y creció son sus políticas agropecuarias. No era el modo de vencer a esos dirigentes de la Sociedad Rural y a Héctor Magnetto, el rey del monopolio. No hubo tacto y generó broncas en mucha gente, aún susceptible por lo que pasó en el 2001/2002, la crisis económica, política y de poder. La propia Cristina, reconocería tiempo después ese error.
Mauricio Macri, también necesito y necesita de poder para ser y gobernar. Y lo tiene, porque su asesor Duran Barba, una especie de su Carlos Bianchi en tiempos de Boca, interpreta a la perfección a los porteños, una sociedad con características particulares elitista o como en Santa Fe, agropecuaria. Muchos argentinos de esos lugares están molestos y con razón de ese estilo. Por eso en Capital Federal, valió simplemente ganar los comicios con globos y en Santa Fe, la gente votó a un cómico como Del Sel. ¿Qué pasaba si el Midachi ganaba? El actor de la Tota confesó que no tenía ni asesores para gestionar. Macri se preocupó cuando Del Sel se perfilaba a ser goberndor sin tener una idea. Pero fue ese estilo tan Kirchner, que llevó a que los porteños y el país, pierdan la posibilidad de tener un gobernante preparado como Daniel Filmus, que es un técnico y no un político, en las elecciones del 2007. Similar situación pasa ahora en el 2011. Algo similar sucede con Carlos Tomada, el ministro de Trabajo que más dura en su cargo desde la creación de la cartera de Estado en la década del 50. Tomada, es un abogado laboralista pero no un político. No es fácil preparar un candidato.
¿Qué hubiese pasado si Kirchner estaría vivo?...sin lugar a dudas se hubiera presentado para volver al cargo de Presidente. La parada sería difícil. Hace dos años, en las legislativas, Kirchner fue vencido por “nadie”, es decir por un tipo como el empresario TOP de Menem, Francisco de Narváez, sólo por decir "alica, alicate".

Es síntesis; para entender la zoncera, la cuestión pasa por construir poder. En eso Kirchner era muy bueno. Y luego llevar adelante los proyectos y medidas que uno cree necesarios. Cristina que es más política; es una mujer producto del Congreso Nacional –fue senadora y diputada enfrentando a Menem- pero no construye poder; esa no es su tarea. Ser Presidente insume todo el tiempo. Por eso los dos se llevaban tan bien en el gobierno. Pero ese estilo es lo que perjudica y obliga y con razón, a votar a otros, a cualquiera, a un Del Sel, a un Mauricio Macri, que es Menem, es decir el otro poder, con otra cara, el poder de Mitre, de la Década Infame, las corporaciones que antes iban a golpear los cuarteles para un golpe de Estado; ahora no hay más un Ejército golpista, traidor a los principios sanmartinianos, pero esta Clarín, no sus trabajadores, está Magnetto que tiene contratado para la tarea “sucia”, a Tinelli por un lado y a Chiche Gelblund por el otro. Uno distrae, el otro miente. Otra zoncera para desandar.
Esa es la pelea. Por el poder. Y de las peores corporaciones, en un mundo globalizado, es el monopolio de los medios de comunicación, que pueden destruir o inventar un candidato. No se puede subestimar ese poder con soberbia.
Duran Barba, un mercenario asesor de imagen, entiende esto a la perfección. Es un sicario al servicio del mejor postor. Es su trabajo y hoy lo hace para Mauricio Macri, quien necesita seguir al frente de la economía estatal más fuerte del país, que es la Ciudad de Buenos Aires. Macri tiene que defender negocios que se hacen desde el Estado. Siempre hay algún “zonzo” que se preste para la tarea y ahí esta Miguel Del Sel. Hay que cambiar el estilo para enfrentar ese poder.
Está Eduardo Duhalde, que es la vieja política, quien fuera vice de Menem, que estuvo de Presidente y huyó, y ahora quiere volver; (si él estuvo y lo eligió a Kirchner ¡). O el hijo de Alfonsín, que entró de grande en edad a la política, no sabe, no entiende, y quiere ser. Y eso sí es correcto, y esta construyendo poder, por a contrapelo de lo que hacia su padre, Don Raúl. Ricardo se junta con tipos como Fraga o Narváez, los ex socios y funcionarios de Menem. No le importa estar traicionando el legado de su padre, quien enfrentó a los Menem Duhalde, Macri, Clarín, Narváez, y la Sociedad Rural. Alfonsín que no pudo, no supo y se fue. Ay si don Raúl resucitara ¡
Esa es la zoncera. Yo ya elegí con el riesgo de ser una vez traicionado. Pero no hay que tener miedo de creer que algo de a poquito, esta cambiando. Estemos atentos, no somos zonzos, no nos engañan con globos, porque ahora entendemos que se trata de construir poder para enfrentar a los Magnetto y a los alcahuetes que confunden al presidente de la democracia que sea. No somos zonzos (Doc9), y entendemos que no te hace más inteligente desconfiar siempre... que no te hace mejor persona no entregarte a nada. ¿Qué harían en el caso de que finalmente tengan razón???... ¿qué harían??... ¿qué premio se llevarían a la tumba???... ¿se reirían de los que si creemos en el caso de una estafa?, ¿es motivo de burla dejarse llevar por una causa noble y finalmente ser traicionado?...(palabras de radio Kriminal de Bemba)
Despejamos la zoncera porque vendrán tiempos difíciles contra los “malos” ¿Quién armará el poder, ahora que no está Kirchner?; ¿Quién se sentará con los Moyano, los empresarios mezquinos, con los impresentables como Moreno, los Jaime y quizá hasta con gente de Menem?. Cristina es política y además es la Presidenta, tiene estómago, pero esta sola y esa es la gran preocupación. Nada peor para un Gobierno que los chupamedias, decía Juan Perón.
Yo sé que vamos a mejorar aún más como pueblo; y de este proceso saldrán los mejores dirigentes de un mejor pueblo. Lo sé. Vamos a cumplir el sueño de Manuel Belgrano (Doc9). Y los hijos de los hijos de mis amigos lo verán; mis hijos que aún no nacieron, también. Pero ojo con las zonceras; no somos zonzos¡¡ Escuchen los Magnetto, Tinelli, Gelblund, y tantos otros que nos quieren ver derrotados; y eso que son argentinos también ¡¡ No vamos a repetir errores. Esta es la zoncera principal para desarmar, en la dinámica del Bicentenario, tras 200 años, período que abarca hasta el 9 de julio de 1816. Un abrazo de corazón.

Apunte sugerido; Mira...Jesús (link/Doc9)

Y... lo peor de un gobierno son los chupamedias, (link/Doc9)</
strong>

23/7/11

Estos ojos de quien son, de quien son mis deseos de hoy


Hay una solución para que el fuego del fútbol argentino, que supo forjar al mejor de todos los tiempos, Diego Maradona (Doc9) y a posibles sucesores como Lio Messi, no se apague. Habrá alguna vez un Congreso de la Nación –los pueblos deliberan sólo a través de sus representantes- que sancione una ley que inste al Estado a comprar los derechos federativos de los jugadores de fútbol, sólo de aquellos que tiene una continuidad de partidos en la Selección. No existirá la posibilidad de corrupción, porque será el termómetro de los hinchas, quien apruebe o no a tal jugador, si merece formar parte del equipo de todos. Y luego, si, el Estado los prestará a sus clubes de origen, que no pagarían por ese préstamo pero sí se harían cargo de primas, sueldos y premios. La venta al exterior se autorizaría recién a los 25 años cumplidos, mientras entre los clubes del país, con injerencia del Estado, pueden ceder al jugador las veces que sea siempre que concuerden el propio profesional. Puede que se limite el proyecto a los jugadores convocados por la selección en el último año. Si durante cuatro partidos internacionales consecutivos el jugador en cuestión no era convocado, lesiones al margen, el jugador quedaría eximido de la cláusula de venta. Cuando el club vendiera finalmente a un jugador a los 25 años o más, el Estado recuperaría su inversión, a moneda constante.
Es un contrata a derecho y lo más importante, es un trato justo. Ese sería el resguardo de seguridad, el tiempo necesario para que otra generación de futbolistas aprendiera de ellos y sobre todo para que los hinchas disfrutaran durante algunos años de los mejores jugadores de cada club. Habría que pulir algunos detalles de la ley, pero sería bárbaro tener a los Messi, Tévez, Higuaín, Di María, Lisandro López (Doc9) y tantos, pero tantos jugadores, en la Argentina para todos los argentinos. Los clubes invertirían en inferiores; se trabajaría en las villas, en los chicos de la calle. Todo en deporte, desde el Estado, el mismo que tiene la obligación de solventar el fútbol para todos. Se capacitará a los dirigentes, así se evitarán casos como Aguilar o Passarella que naufragaron a River Plate. Una ley deportiva que es parte del Estado de Bienestar, ese que está en búsqueda por la igualdad social, con una sociedad dedicada a la producción, que promueve el empleo. Que abra fábricas para la industria argentina. Que protege la vida y el trabajo, la salud y la vivienda. La educación para que se respete la vida del otro. Sólo así se puede combatir el delito.
El año pasado una encuesta dio a conocer que la camiseta del seleccionado de fútbol es el símbolo nacional preferido por los jóvenes, por encima del himno, la bandera o la escarapela, los emblemas patrios tradicionales. El estudio reveló que el 84% de los jóvenes disfruta cantar el himno, pero más los del interior (86%) que los de Capital (70%) y del Gran Buenos Aires (80%). Lo más llamativo fue que el 78% declaró que le gusta "ponerse la camiseta/remera de la Argentina". Y a la hora de elegir un símbolo patrio por excelencia, más de la mitad escogió esa opción (56%) a cantar el himno (17%), colgar la bandera argentina en el balcón o la ventana (10%) o usar la escarapela (7%).
Esa impronta la dejó Diego Maradona. Al menos en estos tiempos globalizantes, “tinellizados”, de televisión berreta versus revisionismo histórico o tendencia a revindicar el pensamiento nacional.
¿Una camiseta de fútbol como un símbolo patrio?. Una nueva tendencia de los valores y actitudes de los jóvenes argentinos, para comprender qué piensan y cómo son. En la Argentina se respira fútbol todo el tiempo. Maradona o Messi es su máxima expresión, el resumen seres humanos, únicos, problemáticos, brillantes que resumen la idiosincrasia argenta.
Los datos de la encuesta confirman que “ser argentino” es un sentimiento que une a todos los jóvenes del país, sin distinciones de género, edad, nivel socioeconómico o lugar de residencia. Estos resultados están totalmente en línea con lo que se observa en la población adulta a nivel nacional, en donde se muestra también un alto nivel de identificación nacional.
Una ley con el consenso de todos; similar a como se trabajó en la Ley de Medios actual que modificó la de la dictadura militar, corrigió la del menemato y lo mejor; limitó el poder del monopolio Agea/Clarín (doc9). Ahí está el enemigo... ¿que dejaría sancionar una norma que proteja nuestro fútbol en pos de los clubes y los hinchas argentinos?...tarea para reflexionar en la Argentina del Bicentenario, período que abarca hasta el 2016 (doc9).

Más Apuntes futboleros, para despejar "zonceras" en Sección Pelota de Trapao, que están ubicadas al final de la página.

8/7/11

La llama sigue iluminando




El 9 de julio de 1816, el Congreso de diputados de las Provincias Unidas lanzó desde San Miguel de Tucumán un grito de especial resonancia en nuestros días: Independencia. El debate no terminó ese 9 de Julio histórico sino que diez días después, en sesión secreta, se modificó la fórmula de juramento de la Independencia. Fue para que quedara plenamente en claro su significado en ese momento y también para siempre. Y por eso en el párrafo que decía que quien la juraba lo haría por una nación libre “del rey de España Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” se añadió “…y de toda dominación extranjera”.

En medio de graves circunstancias externas e internas que ponían en riesgo la misma causa revolucionaria, los congresistas iniciaron sus deliberaciones el 24 de marzo, el mismo día que 160 años después, otro 24 de marzo, en traición al ejército sanmartiniano, simbolizaría lo contrario de aquel audaz grito de libertad.

Con antelación fueron llegando esos hombres a Tucumán en representación de sus pueblos, uno por cada 15.000 habitantes. No fueron tantos los que estuvieron, no obstante, en la jornada inicial: veintiuno, de los treinta y tres que habían sido elegidos en pueblos y villas del antiguo Virreinato del Río de la Plata.

La propuesta del diputado por Jujuy Teodoro Sánchez de Bustamante, que el presidente del Congreso Francisco Narciso Laprida y el secretario Juan José Paso pusieron a consideración fue votada por unanimidad: Ser libres e independientes contra los poderes predominantes de afuera y de adentro, lucha que lleva dos siglos.

Constituido en continuidad de los ideales de Mayo, el Congreso tuvo por propósito abonar la institucionalización de un Estado ajena al orden de la colonia española. Un paso que tres años antes no había podido dar la Asamblea General Constituyente, más allá de que algunos de sus integrantes lo hubieran reclamado.

En Tucumán, en cambio, los diputados reafirmaron la soberanía nacional en nombre del pueblo, y no del rey español que a esa altura no sólo había recuperado su trono sino que prometía terminar con la revolución americana.

Eludir el unitarismo y centralismo porteño, promover el federalismo de las incipientes provincias y tomar la determinación de deliberar en el Norte y no en Buenos Aires fue parte de la misma estrategia. Tucumán, la misma tierra que en 1812 había aportado sus hombres al general Manuel Belgrano (doc9) que conduciría al triunfo en la batalla que lleva el nombre de esa provincia, fue la sede elegida, aunque no sin discusiones.

“¿Dónde quieres que sea? ¿En Buenos Aires? ¿No sabes que todos se excusan (sic) de venir a este pueblo de Buenos Aires, a quien miran como un opresor de sus derechos, que aspira a subyugarlos? ¿No sabes que el nombre porteño está odiado en las Provincias Unidas o desunidas del Río de la Plata?” escribía fray Cayetano Rodríguez a su amigo y obispo tucumano José Agustín Molina.

Además, Santa Fe y Córdoba enfrentaban a Buenos Aires, lo mismo que Corrientes, Salta sufría la cercana presencia de los realistas y Mendoza estaba abocada a la preparación del cruce liberador del general José de San Martín.

Para la historia oficial, este primer Congreso sólo resume la declaración de la Independencia pero fue aún más: reafirmó la intención de construir un país federal, propugnando, incluso, que la capital de las Provincias Unidas se trasladase a la propia Tucumán y que la autonomía de Buenos Aires fuera igual a la de las otras provincias. También determinó que la enseña creada por Manuel Belgrano sea la insignia de la nueva nación.

Fueron esos mismos diputados quienes plantearon la necesidad de sancionar una Constitución y una forma de gobierno, entre la idea del Belgrano (Doc9) de elegir como emblema de unidad a un monarca inca y, por otra parte, los abanderados del republicanismo.

Además de Tucumán, esos hombres llegados desde Buenos Aires, Mendoza, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Jujuy, Salta, San Juan, San Luis y otros lugares como Charcas y Cochabamba, representaban en su gran mayoría posiciones contrarias al porteñismo. Pero ante la amenaza del avance español, el Congreso en 1817 debió trasladarse a Buenos Aires, que a la postre se revertiría la situación. Así lo demostraría la aprobación de una Constitución de fuerte carácter unitario de 1819, lo cual generó el rechazo de las provincias y su posterior levantamiento en armas.

El primer Congreso nacional dejó de existir, pero su llama sigue iluminando la determinación de ser libre e independiente.

Una lucha permanente para un país tironeado por las fuerzas de la producción nacional con una industria activa y competitiva por un lado y por quienes reducen el papel de la Argentina a mero proveedor de materia prima. Soberanía o dependencia.

Diversos Apuntes en www.télam.com.ar (link/espaciales)