4/8/13

Adiós o hasta pronto. (Dedicado a mi hijo Facundo)


Seis es un buen número. Es suficiente para aprobar una materia estudiantil. Eran los años que estaba al frente un gobernante en la Presidencia de la Nación. Líderes como Hugo Chavez decían que era el plazo más óptimo para gestionar. Que cuatro era poco y que ocho, fruto de la reelección casi obligatoria por esa escasez ejecutiva, era demasiado.
Seis años está por cumplir este espacio cibernético Apuntes del Doc9 y siento que está por llegar a su fin, Nada es definitivo ni para siempre. Que el nunca más tiene mucho de hasta siempre. Que no es la primera vez que Doc9 se tomas unas largas vacaciones y regresa, más renovado, con más "apuntes". Así sucedió en la despedida de 2010 y en pocos meses del año siguiente se retornó.
Si, nada es para siempre. Ni la propia vida. El ser humano, el pensante, no el que repite lo que otros dicen que diga o crea, sufre consciente de su finitud, el saber que morirá.
Doc9, a quien esto escribe me permitió ejercitar la cabeza, mover las letras de diferentes tableros en pops de difundir, dar a conocer una historia, una experiencia, propia o ajena, con un único objetivo, que es aprender, tratar de ser mejor persona, vivir y ayudar a vivir, a la altura de agradecer haber nacido de este lado; soy millonario, no necesito nada. Tuve las herramientas de la educación. Y logré comprender que vine a este mundo a aprender. Incorporar el concepto de no hacerle al semejante, al otro,  lo que no me gusta que me hagan; de entender y saber, que a los 30 años uno se cree que se las sabe todo y a los 40 -insisto, le pasa a la persona que se reinventa, que quiere salir de la cómoda, que tuvo las herramientas de la educación, que quiere dejar de ser pensado por los intereses de otros, que escucha- se dará cuenta que no sabe nada de nada y así a los 50 comenzar una maratónica tarea en pos de aprender, aunque sea algo. Es muy triste llegar a viejo; más lo es si encima se llega a zonzo por no decir pelotudo.
1+8 es 9. Gracias...totales por estos 6 años...volveré
Si es así,  más de los 40 que de los 30; le estoy ganando a la vida, a esta existencia de la que nada nos vamos a llevar, materialmente hablando, unos cuatro años de ventaja. "Nunca vi un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre", dijo el Papa Jorge Bergolio, un viejo que algo aprendió.
Sí el poder está en dar, en entender que la felicidad es un trayecto, nunca un destino. Que lo feliz es acá, ahora y no en otro lado. Que sucede, como el amor. Que hay veces que hay que empujar para que las cosas pasen y otras fluir con las cosas que pasan. Que los problemas vienen solos, para que adelantarlos o llamarlos. Que la mayoría de ellos se arreglan solos. Que se trata de viajar por el placer de ir y no por la obligación loca de llegar a toda costa.
Que el puto capitalismo nos quieren engrillar, conectar, nos distrae con su tecnología, el último celular,  las mejores ropas y que son todas esas cosas pasajeras, estúpidas. Que la puesta en marcha de la vida es soñar y luego concretar en realidad ese sueño. Poder decir, hoy hago como adulto lo que ayer soñé como niño.
Esos son los valores que quiero inculcarle a mi hijo, que está por nacer a fines de este año. Que la onda no es mostrar el culo, hacer de la emergencia una virtud, sino al revés. Que es mirar al otro, al que vive en la calle, mirarlo, darle un trato humano.
Que quien hace lo que le gusta, está condenado al éxito, es decir, en un mundo capitalista, trabajar de lo que a uno le gusta, le apasiona. Que la amistad es hermosa más lo es el amor y en muchos casos van de la misma mano.
Que entendí que jugar al fútbol entre amigos, con los amigos de verdad, que uno quiere, aquellos que el tiempo no marchitó, que siguen en el mismo camino, creciendo juntos, -los que quedaron por ahí, ya no, porque la cantidad de años no hace a la calidad de una amistad- no es puramente sentimental, es hasta estratégico; uno juega mejor con quienes lo quieren, porque el cariño es respeto. Que el pasado no se puede cambiar; se trata de lavar karma y demostrar que uno creció. Que la felicidad esta ahí, solo hay que dejarse ver, en lo cotidiano. Que una hojita es una hojita, pero que miles hacen un bosque.
¿Madurar? madurar lo hacen las frutas; las personas quieren aprender o quedarse como zonzoz.
Que quienes dicen "yo tengo calle, sabes la calle que tengo yo", están equivocados. Si tienen calle, es porque no estudiaron, perdieron el tiempo. Siempre hablando de los que pudieron tener las herramientas de la educación y que por vagos o por comprarse la pavada, prefirieron estar en la calle, aprendiendo que?, ¿que bueno se puedo aprender en la calle?
Que sí es que las cosas se aprenden mejor de chico, y que de grande cuesta más, no siempre es tan taxativo. Y que si las anécdotas no se cuenta, se viven con los amigos, los primeros amigos de la infancia, los amigos que uno haga en la adultez pueden ser también grandes amigos.
Hay miles de cosas para "apuntar" en este final. Lo mejor está por venir. Hay que seguir pensando, trabajando, estudiando. No se quiere lo que no se conoce. Jamás pensar desde el prejuicio. Darle al otro la oportunidad de saber de que se lo juzga. Aprender para conocer, conocer para saber, saber para querer, querer para ser. Esa es la puesta en marcha. Eso levanta el autoestima. Una persona triste, como un pueblo, no vence. Que nunca nos roben la alegría. De ahí la posibilidad de tener un mejor pueblo del que saldrán los mejores políticos para votar, algo que no sucede ahora. No se trata de repletar de pendeviejos el Estado para robar, estar con minas, tocarlas -pobres chicas, que ahora son del oficialismo de turno solo por un puesto ruin de trabajo, patético, pobres mujeres y hay hombres también que entregan su cuerpo como en la Edad Media para sobrevivir- si es eso, estamos repitiendo, continuando una mala historia.

Insisto, lo mejor está por venir. No es con la indiferencia que se cambia el mundo. Son 30 años de democracia ininterrumpida, algo aprendimos. Al menos Facundo, mi hijo de 5 meses de gestación en el cuerpo de su mamá, no aprenderá una mala historia como sus padres y abuelos, que tuvieron doble trabajo: deseducarse, librarse de lo malo y aprender la historia verdadera, la de los derrotados si es que la historia la escriben únicamente los que ganan.
El partido recién comienza. Abrazo de gol, de jugador 9, si es que goles son amores, ahí va este último Apunte, con todo mi amor, cariño, sueños y respeto. Dedicado a Facundo y las personas que quieren ser.