El Franco argento

Salvador María del Carril fue un hombre que carecía de ética como de valores. De Salvador no tenía nada  y no titubeo cuando sugirió a un tormentado Juan Lavalle que fusile sin juicio previo a quien acababa de derrocar en el gobierno de Buenos Aires: su ex compañero de armas Manuel Dorrego, el padrecito de los pobres, quien murió sin piedad, sin quejas.
Casi treinta años después, en 1854, el entrerriano Justo José de Urquiza, quien venía de liderar el desplazamiento con ayuda del ejército de Brasil y empresas inglesas a Juan Manuel de Rosas, se hizo nombrar presidente de una Nación dividida y sin Buenos Aires. El elegido vicepresidente, fue nada más y nada menos que ese abogado sin principios del matador y ruin Lavalle: Salvador María del Carril, corvirtiendose, así, en el primer vicepresidente de la Nación Argentina.
De todos modos, del Carril no fue objeto de preocupación para el entonces presidente Urquiza. No es el caso, en el año del Bicentenario argentino, 2010, no de la actual mandataria, Cristina Fernández de Kirchner quien decidió suspender sus viajes al exterior por no confiar en su vicepresidente, el radical Julio Cobos.
Este Apunte tiende a desmenuzar un poco más el rol del vicepresidente, en un sistema federal y republicano como es el argentino, tan similar a democracias como las de Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Uruguay, Perú, Bolivia o México.
La función del vice es una sola; esreemplazar al Presidente en caso de ausencia, incapacidad, muerte o renuncia. Además, el vicepresidente oficia de titular del Senado de la Nación, una de las dos cámaras, junto a Diputados, que conforman el Poder Legislativo. Diputados representa al pueblo y el Senado a las provincias unidas que forman la Argentina.
El inefable Del Carril no necesitó reemplazar a Urquiza en los seis años de gobierno como si le tocó al tucumano Marcos Paz, quien reemplazó de manera interina al presidente Bartolomé Mitre –sucesor deUrquiza y Santiago Derqui- durante cinco años, mientras éste último mal conducía el frente de las tropas argentinas en ese genocidio que fue la mal llamada la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Vaya coincidencia, tras dejar la vicepresidencia, Del Carril fue nombrado ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cabeza del Poder Judicial, cargo en que al igual que en el otro no produjo ningún aporte notable, limitándose a copiar jurisprudencia extranjera, guardando silencio ante las enormes atrocidades cometidas por el gobierno de Mitre, a contramano de su colega Juan Bautista Alberdi, que denunciaba desde sus Crímenes de la Guerra, al traidor Mitre y a su guarda pespaldas, el diario La Nación.
La historia se repite a veces como comedia, como tragedia. Año 2010. Precisamente, en Paraguay, el vice Federico Franco se opone a la mayoría de las iniciativas del actual presidente Fernando Lugo. Incluso, ha dicho alguna vez que estaba dispuesto a iniciarle juicio político o a buscar la renuncia del Presidente. Si Franco renuncia, difícilmente se destaque en el llano como ahora en la vicepresidencia. Al no renunciar, está usando esa función en su propio beneficio. Y pone en riesgo el delicado equilibrio institucional del país paraguayo, tal sucedió en Honduras. Otro Cobos cualquiera, porque la Argentina no es menor. Es probable que sean los dos únicos países que tienen este conflicto con los vicepresidentes. En todos los demás, la cuestión se resuelve con la renuncia del vice. Porque es así, no hay grises; la vicepresidencia está subordinada a la presidencia.
Néstor Kirchner (Doc9) se equivocó feo cuando decidió como compañero de fórmula de su mujer Cristina, a un tipo como Cobos. El ex presidente pensó en la vieja idea de la Concertación entre peronistas y radicales que había soñado Juan Domingo Perón casi cuarenta años atrás. Desde la famosa votación contra la resolución 125 del año 2008, donde en la pelea con el campo, en vez de usar la prerrogativa de desempatar una votación en el Senado a favor del Ejecutivo, Cobo lo hizo en su contra y en revancha del espíritu de la ley que ofrece esa opción favorable al Ejecutivo. Cobos se transformó, como su par paraguayo Franco, en la cara de la oposición al presidente con el que compartió la fórmula en el 2007.

Cuenta la leyenda que 1960, en la interna del Partido Demócrata para ser elegida la fórmula presidencial John Kennedy-Lyndon Johnson, los hermanos del primero cuestionaron la decisión, argumentando que el futuro vice sería un traidor, estilo el actual argentino Julio Cobos. El Kennedy presidente decía que él tenía 42 años, que está bien de salud y que al dejar sus previsibles dos períodos tendrá 50 y que entonces no permitirá que Johnson sea su sucesor.
A su vez los amigos de Johnson le desaconsejan aceptar, argumentando que Kennedy lo anulará como sucesor. Pero el entonces candidato a la Vicepresidencia, responde que hasta ese momento uno cada cuatro Presidentes de los EEUU había muerto en el ejercicio el cargo y que en su condición de jugador de poker, tomaba el 25% de esa apuesta. Mal no le fue.
En las últimas décadas en los dos países no se dio el caso del fallecimiento del Presidente, pero en la Argentina, en el cuarto de siglo que lleva el reestablecimiento de la democracia en 1983, cuatro presidentes renunciaron antes de la fecha de finalización del mandato para el cual fueron electos: Alfonsín y De la Rúa quienes ejercieron un período constitucional y Rodríguez Saa y Duhalde electos por el Congreso Nacional en virtud de la Ley de Acefalía. Carlos Menem se despojó de su vice, Eduardo Duhalde, ayudándolo a anclar como gobernador de Buenos Aires y gestionó en soledad una década su presidencia.
Incluso, tras el caso de los sobornos en el Senado, hace diez años atrás, el entonces vicepresidente Chacho Álvarez renunciaba precipitando una crisis política que obligó un año después al presidente De la Rúa a escaparse en helicóptero.
Hoy, el vice Cobos es la cara de la oposición al Gobierno de Cristina.
La institución del Vicepresidente no fue prevista ni en la Constitución de 1819 y 1826 como así tampoco en el proyecto de constitución del abogado Juan Alberdi.
¿Cobos tiene que renunciar?, ¿es ético que contradiga a la Presidenta y lidere la oposición al gobierno del que él mismo forma parte?, sirve para algo este cargo?...mientras Franco, leyendo el manual de los Del Carril, como sea, quiere destituir del cargo al presidente votado Lugo.


Apuntes para apuntar al apunte.

Presidentes:... mejor arquitectos?
Quiera el pueblo...