3/7/12

Angel rojo y blanco


El Apunte está relacionado a una anécdota tan especial como emotiva. Se trata de Héctor, un hombres de consensos. Así dice ser y así quieren que lo definan.  En sus 75 años transitando por la vida, siempre ha sido respetuoso de sus opciones, creencias y hasta decisiones.
Pero hay dos cosas, que lo movilizan y bloquean su cerebro. Una el amor por Boca Juniors; el otro, por Juan Domingo Perón.
Esas enfermizas convicciones, lo llevaron a ha dedicarse hacer bosteros a todos sus hijos, incluyendo sobrinos cuyos papás y mamás eran de otros clubes.
Para una mayor precisión: su madre era de hincha de San Lorenzo (bajo la influencia de Fugazot, el papá de la actriz, el galán de la audición radial La gran pensión del campeonato, de los años cuarenta), y su padre de Estudiantes de La Plata. Los hermanos, por orden de aparición, eran de River, Estudiantes, River, Racing y él, el menor, se hizo de Boca.
La técnica de convencimiento en Héctor fue llenarlos de regalos apenas nacían, la mayoría juguetes y ropitas azul y amarilla. Así, pasaba a ser el mejor tío del mundo, el que los iba a buscar con su auto y que al surbir les preguntaba democrática y buenamente qué debían decir. Y ellos para no tener vedado el paseo con el único auto de la familia, respondían “ Viva Boca y Viva Perón”.
Así fue como con el tiempo Héctor logró que hasta los nietos de sus sobrinos, sean xeneizes y peronistas
La misma técnica fue usado durante 25 años, con el plus de Copa Libertadora obtenida por Boca en 1977, la llegada de Diego Maradona (Doc9) y los goles de Martín Palermo más las asistencias de Riquelme y las eras Carlos Bianchi y Coco Basile.
La bosterización corrió sobre rieles aceitados...
La  peronización, por su parte, resultó mucho más fácil de enseñar.
En medio de esa vorágine, Amalia, su hija mayor, se separa y retornar a hogar paterno junto a sus hijitos Nicolás y Paola. Para  Héctor , más allá de lo traumático fue hermoso ya que sus dos nietos, pasaron la alegría de la casa.
Pero un día el padre los vino a visitar y encontró al nene con la azul y oro puesta y muy por debajo de sus bigotes, le dijo: “ Sacate esa inmundicia”.  Héctor se tragó la bronca y pensó lo siguiente: llevar la pelea para que los chicos sean de Boca, establecería entre los chicos y el padre una barrera más. O sea lo contrario que los abuelos suelen buscar; una armonía familiar en la que el padre, un fana de River, tuviera con los chicos una muy buena relación.
Así fue que desde el domingo siguiente,  Héctor  se largó a la tarea maratónica  en reconvertir a su nieto en gallina . Haciendo un esfuerzo sobre sobrehumano, cada quince días, se largó por años de llevar a su querido nieto al Monumental.
En eso estaba sin que Nicolasito diera muestras de gran interés en la causa, hasta que un domingo, para la desgracia del abuelo, la vida le demostró que su tarea había sido exitosa. 
Resulta que un domingo jugaba River con Estudiantes y Boca estaba segundo, por lo que no había bostero en el mundo que no quisiera que los de la franja roja perdieran.  Héctor  no era la excepción.
El Monumental repleto de los enemigos y apenas comenzado el partido… ¡golll!.. de Estudiantes. La alegría interna de  Héctor  era tremenda, pero Nicolasito, estaba muy triste.
Y encima, treinta minutos del segundo tiempo…¡ otro gol! …de Estudiantes.
Héctor cantaba praa mis adentros ¡ Dale Boca, Dale Booo...! y, calladito el hombre, pensaba también cómo andaría su equipo que jugaba con Gimnasia de La Plata.
En esos placeres estaba cuando su nieto con los ojos llorosos, dice tan fuerte que todo Los Borrachos y no tanto de esos tablones de cemento ubicados en medio del chetaje de Núñez, escucharon del chico:
- ¡ Abue, rezale a la abuelita para que por lo menos empatemos, rezale que ella nos ayude desde el Cielo !.
Entre sorprendido e incrédulo, pero más todavía conmovido por la fe que el nene tenía en su abuela que había fallecido poco tiempo atrás,  Héctor  dudaba qué hacer hasta que un morocho grandote como la Mole Moli, cortésmente grita:
 - ¡ Dale viejo que se termina el partido!.
Y así, mientras todos estaban parados, cumpliendo el pedido del nieto, el abuelo  Héctor se sentó y comenzó a pedir sinceramente al alma de su señora que ayudara a cumplir el sueño de la criatura cuando, de golpe… ¡¡gol de River!!, con lo que al instante sintió que lo levantaba, abrazaba y besaba esa manada de búfalos enloquecidos.
Pero, recalcitrante bostero, estaba contento porque River seguía perdiendo, Boca estaba puntero y faltaban apenas dos minutos.
De pronto,…¡¡¡gol!!.. de River mientras  Héctor  estaba rezando nuevamente por pedido de su nieto. Y así, levantado en brazos, mezclado en toda clase de festejos, fue tributo de un amor gallineril que continuó hasta ubicar su auto en la Av. Libertador y, por si fuera poco, con una camiseta de River en la espalda, que aún  Héctor  guarda con mucho respeto y cariño.
Porque lo realmente inolvidable fue el beso de alegría de su nietito por lo que durante muchas cuadras las lágrimas no lo dejaban ver el tránsito.
Ese día  Héctor  supo que gacias a Dios y a un ángel, River lo hizo feliz. 

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6 comentarios:

Joseph dijo...

Buen cuento Doc9, emocionante, a pesar que soy fana de River, el más grande todos. Boca, puede tener esta racha de más de una década, River la tuvo, los 70 fueron de Independiente. Y los 90 divididos entre Boca, Vélez y el más grande; somos el más grande porque somos los más campeones con 33 títulos en Primera División y el Nacional B, nos permitió recorrer todo el país y revalidar el sentimiento ante nuestro público porque estamos en las malas. Boca, pone banderas negras o se va del estadio, es así o no? o se pusieron como locas cuando Once Caldas les ganó por cagones en el 2004 y nunca más los dirigió el mercenario de Carlos Bianchi, el salvador, el dt que no quería el antifútbol Macri. Hagan plata con los turistas Boca, ustedes se vendieron, River es el más argentino, el más popular el de Enzo, Labruna, Amadeo, Ramón, Almeyda, Ortega, Crespo, el chileno Salas, Morete, Más, el Beto, Filliol y tantos otros ídolos que Boca jamás tendrá y quiere tener en Maradona que es del Napolí e hincha del Rojo.

Roberto Mendez dijo...

Yo no hubiese ido nunca al gallinero; a River lo mueve le odio y a nosotros el amor y eso que soy de Racing, pero entre los dos me quedo con Boca, nuestro clásico porque Trispendiente es de la B ya esta condenado como los estuvieron en su momento las pobres gallinas, HORRIBLES. Muy emocionante igual la historia del abuelo con su nieto. Saludos Doc

Carlos A. Lancioni dijo...

A raíz de tu invitación estoy visitando este blog que me resulta atractivo en contenido y forma.

También, como presidente de la Agrupación Tradicional RIVER PLATE, te comento que me gustó mucho el "Angel Rojo" por lo que pido autorización para publicarlos en La Página de La Tradicional http://tradicionalriver.com.ar/3.0/

Abrazo de gol argentino

El Doc 9 dijo...

En primer lugar quiero agradecer los comentarios a estos nuevos "apuntadores" en Doc9. Y al Sr Carlos Lancioni, por supuesto, puede utilizar todos los apuntes que crea conveniente.
Después, en lo que respecta a los colores de las camisetas, Boca, River, River, Boca, los dos grandes, poderosos, los más representativos de la Argentina. River, el recién ascendido a su lugar de siempre y Boca, el internacional, que gane o pierda, siempre esta en las finales de las grandes copas como la Libertadores.
Abrazo de todos

Anónimo dijo...

Como siempre Doc, ud. nunca pierde la ternura. Abrazo.

El Doc 9 dijo...

Muchas gracias Anóninmo pero dejen de al menos insinuar quienes son. ESte es un cuento de una historia verdadera que quiere explicar lo que significa el sentimiento por los dos clubes mas importantes de la Argentina en materia fútbol