7/11/12

! El verdadero "Chila"¡



Hay crónicas de valientes y patriotismo que la historia oficial no quiso ni quiere contar. Están ahí, solo hay que desempolvarlas. Están ligadas a un camino que buscar nutrir una currícula histórica que necesita todo país para comprender su identidad. Es necesario conocerlos.
Una de esas crónicas se eternizaría hacia el final del caluroso día 3 de febrero de 1852, en los tiempos en que Justo José de Urquiza ingresaba triunfante por las gelatinosas calles de la gran aldea que era Buenos Aires, asiento del poder político y económico desde la época del Virreinato rioplatense, flaqueado por una tropa en su mayoría gestada de soldados brasileros quienes no precisamente defendían los intereses de una Argentina en formación.
Foto del 17/08/2012 en Palacio del Congreso Nacional.


Es la escena cinematográfica que se repite en postales a lo largo de la historia nacional, entre perseguidos, censurados, fusilados, ahorcados, colgados y despojados en la lucha por dos países; el industria, soberano y pujante y el subsumido al monocultivo y al venta de materias primas dirigido por una clase ociosa. El primero fue en Caseros, en 1852. Miente Urquiza cuando dice que no hay vencedores ni vencidos. No será la primera vez que ocurra a lo largo del la historia. El caudillo entrerriano ordena fusilar a los derrotados. Entre los vencidos, está un patriota que es respetado por propios y ajenos. Su nombre, Martiniano Chilavert.
Esta es la crónica de un valiente que el relato mitrista nunca difundió a fondo: un hombre cuya figura péndula entre en dos batallas que ofician de punto de inflexión en el lugar que les quepa en la historia. Las dos ocurren un caluroso 3 de febrero. El del año 1813, la batalla de San Lorenzo, la gesta epopeyita de José de San Martín para terminar con la flota española de elite de Montevideo y cuarenta años después, en la batalla de Caseros, escenario de una guerra imperialista contra la Argentina, guiada por el pro británico, Justo José de Urquiza.
Un Martiniano Chilavert quien también recorre el camino inverso de su futuro superior militar, José de San Martín; de acá para allá y de allá para acá. Se fueron como niños; regresan enfundados como guerreros. Son las espadas de la Revolución de Mayo. Chilavert es hijo de esta tierra. Lo acompañan su padre y su hermano mayor, José Vicente, los tres pasajeros del buque Canning. Todos soldados que combatieron en Europa ahora fondean en las aguas del Río de la Plata junto a su futuros jefes militares, San Martín,  Carlos María de Alvear y Matías Zapiola.
“En todas las posiciones en que el destino me ha colocado, el amor a mi país ha sido siempre el sentimiento más enérgico de mi corazón. Su honor y su dignidad me merecen un religioso respeto. Considero el más espantoso crimen llevar contra él las armas del extranjero. Vergüenza y oprobio recogerá el que así proceda; y en su conciencia llevará eternamente un acusador implacable que sin cesar le repetirá; ¡traidor! ¡traidor! ¡traidor!”, repetía a quien quiera oírlo, el soldado Chilavert, cuyo debut fue ser uno de los 120 granaderos que empujó a los realistas hasta el río Paraná en las barrancas de San Lorenzo. No siempre Chilavert estuvo del lado acertado en el almanaque de la historia como ese verano del 13. Peleó junto a Alvear y también en el ejército de  la espada sin cabeza de Lavalle.
Supo combatir a los brasileros nervosamente en la gloriosa jornada de Ituzaingó. Creyó en el unitarismo y no dudó en combatir a Rosas en cada escenario donde se encontraron;  Entre Ríos, Corrientes, Buenos Aires. Si en 1821 renunció al Ejército fue para completar sus estudios de ingeniería. Fue docente en un colegio secundario y en 1823 participó en la fundación del pueblo bonaerense de Bahía Blanca aportando sus conocimientos de ingeniería.
Un homenaje a la hermana República de  Bolivia
Se reincorporó a las armas en 1826 para luchar en la guerra contra el Imperio del Brasil, alcanzando el grado de Sargento Mayor en la artillería. Dirigió una batería sobre el río Paraná y combatió en el regimiento de infantería de Tomás de Iriarte en la campaña al sur del Brasil. Creyó en Lavalle cuando este fusiló al “padrecito de los pobres”,  Manuel Dorrego, en diciembre de 1828.
Hay un antes y un después en la vida de Martiniano. El momento es que se da cuenta que ha estado del bando equivocado. Justo él, que es un patriota.
“Hace tiempo que veo que la guerra que usted hace no es a Rosas sino a la República Argentina, ya que su lucha es una cadena de coaliciones con el extranjero. De resultas de ello Argentina ha sido ultrajada en su soberanía, favoreciendo esto a Rosas, ya que la opinión pública ve amenazada la Patria”, le escupió en la cara a Lavalle y sus demás jefes militares.
El punto de inflexión es cuando la escuadra inglesa/francesa tomó con su flota el puerto de Buenos Aires. No importaba que el destinatario de la bronca imperialista era porque Rosas no exceptuara a los ciudadanos de ese origen del servicio militar. En juego estaba la Patria. Como en 1812 cuando la Revolución mermaba y regresaron de España; igual que en 1813, en el convento de San Lorenzo (doc9/link), o en la Guerra contra el Brasil.
En julio de 1845, cuando las fuerzas navales de Francia y Gran Bretaña volvieron a bloquear el puerto de Buenos Aires, apropiándose de los buques argentinos capitaneados por Guillermo Brown y esparciendo el ataque más allá de las aguas hasta que en noviembre la flota invasora decidió abrir y violar el río Paraná, es otro episodio que merma en la vida de Martiniano. El día 20 de Noviembre, llegó a la Vuelta de Obligado, donde el general Lucio N. Mansilla había atado una pila de pequeñas embarcaciones con cadenas para impedirle el paso a los enemigos y para que los buques criollos, “Manuelita”, "Brown",“Mansilla” y “Rosas”, en desigual de condiciones, preparan la defensa de la soberanía nacional.
Las crónicas de aquellas épocas relatan que las tropas argentinas se batieron con alma y vida hasta quedar sin municiones y que los invasores vencieron por la superioridad numérica y por la tecnología de los nuevos barcos de guerra al calor de la Revolución Industrial. Los invasores lograron quebrar la resistencia argentina pero a un alto costo. Se adentraron en el Paraná, pero unos meses después debieron retroceder porque la hostilidad de los puertos interiores era insoportable. La epopeya de la Vuelta de Obligado significó, un orgullo nacional, un triunfo de Rosas, quien ostentaba frente a sus enemigos unitarios que apostaban por los extranjeros desde Montevideo y desde las ciudades del sur de Brasil.
Martiniano es un patriota. Entre los intereses del extranjero y la política particular rosista, opta por apoyar al Restaurador.  “Para la prensa de Montevideo, la Francia y la Inglaterra tienen todos los derechos, toda la justicia; puede entrar en los ríos, asesinar a cañonazos, destruir nuestro cabotaje; todo eso, y mucho más que falta aún, es permitido a los civilizadores”, dispara Chilavert desde su lugar –y vaya el nombre que tanto lo identifica¡- la ciudad de Pelotas, en el Estado de Río Grande do Sul, en Brasil.
Quien supo ser el Jefe del Estado Mayor de Juan Lavalle en su “Campaña Libertadora” hacía muy pocos tiempo, deja de ser un unitario. Sigue obedeciendo a San Martín, exiliado hacia tiempo en Europa. Acompaña el gesto del Libertador de apoyar a Rosas en su defensa de la soberanía nacional frente a las potencias extranjeras. Si el viejo general lega su sable, Martiniano, su valentía.
“Conducido por estas convicciones me reputé desligado del partido a quien servía, tan luego como la intervención binaria de la Inglaterra y la Francia se realizó en los negocios del Plata, y decidí retirarme a la vida privada, a cuyo efecto pedí al gobierno de Montevideo mi absoluta separación del servicio”, dice Chilavert (doc9/link).
“Todos los recuerdos gloriosos de nuestra inmortal Revolución en que fui formado se agolpan; sus cánticos sagrados vibran en mi oído. Sí, es mi Patria, grande, majestuosa", lo siente el soldado Martiniano.
Para 1847,  Chilavert ya se encuentra en Buenos Aires. El gobernador Rosas le da el alta en el Ejército de la Confederación y le mantiene el cargo de coronel. Hace casi 20 años que Martiniano no pisa suelo argentino. Sabe que los unitarios, sus viejos compañeros de armas que tanto lo admiran, lo desprecian. Los nuevos, los federales, desconfían de quien fuera el segundo jefe detrás de Lavalle. Otro mes de febrero nutre el legajo histórico de Chilavert. Ya como soldado federal, el 26 de ese mes de 1850, presencia junto a otros porteños los veinte cañonazos que la escuadra francesa e inglesa otorga a la Argentina en desagravio por la invasión en Obligado. Chilavert es ahora un federal, un patriota que defenderá las causas nacionales.
“No entremos como guerreros, entremos como comerciantes”, sentenciaba el político y asiduo ministro de Relaciones Exteriores inglés, George Canning en 1807. Los ingleses cuando quieren ejercen la diplomacia, y sino la complicidad a través de la astucia. Pedro II del Brasil, alias “El Magnánimo”, puede ser funcional a los intereses británicos. Hay que destruir a Rosas y abrir los ríos a las potencias. Urquiza ya esta comprado. Recibe 20 mil pesos. No es el único. El autor del Himno Nacional, Vicente López y Planes cobra 200 mil pesos y acepta asumir como gobernador de Buenos Aires; la lista sigue en los militares que acompañan al entrerriano: el Tte. Cnel. Hilario Ascasubi, 10 mil; Cnel. Manuel Escalada, 100 mil;  Gral. Gregorio Aráoz de La Madrid, quien supo pelear al lado del honesto Manuel Belgrano durante las gestas por la Independencia, recibe 50 mil; el gobernador de Corrientes, Benjamín Virasoro, 224 mil; el Gral José M. Galán , 250 mil y el porteño Cnel. Bartolomé Mitre, 16 mil. (x)
 Pedro II gobernó casi sesenta años el Brasil. Será el orquestador visible del Ejército Grande. El corrupto Urquiza su ejecutor. Inglaterra dirige de las sombras. La Confederación argentina debe ser destruida.
El mismo tridente de la batalla de Caseros de 1852, pergeñará la antesala de la Guerra del Paraguay una década después. Son Inglaterra, Pedro II y Urquiza. El argentino, tiempo antes de entregar la victoria a Mitre (1861) y más de una década atrás, el 29 de mayo de 1851 firmaba con los uruguayos colorados y Pedro II una Triple Alianza para vencer al presidente uruguayo, Manuel Oribe, y derrocar a Rosas. Es una traición al federalismo provinciano frente al unitarismo porteño. Ricardo López Jordán le escribe a su comprovinciano:
"Usted nos llama para combatir al Paraguay. Nunca, general, ese pueblo es nuestro amigo. Llámenos para pelear a porteños y brasileños. Estamos prontos. Éstos son nuestros enemigo”. Urquiza morirá asesinado por traidor en 1870. López Jordan lo ajustició.
Chilavert carga sus armas. Por la Revolución, regresó a su Patria en 1812. Va a morir por ella en 1852. También los anhelos de un país pujante se van con Martiniano.
“El deber de defender a la Patria es indiscutible. Yo no sabría dónde ocultar mi espada, la que la Patria puso en mis manos, si hubiera que envainarla frente al enemigo y sin combatir, rindiendo mi último aliento bajo la bandera a cuya honra me consagré desde niño”.
Son las últimas palabras frente a sus compañeros de armas, los soldados federales.
La batalla duró media hora. Por la noche del 4 de febrero de 1852, Rosas renunció y se escabulló en una corveta camino a Inglaterra. Urquiza, los unitarios y los brasileños son dueños de la Confederación Argentina. Chilavert es encarcelado. Urquiza pide hablar con él. Fue el último en rendirse, el último en escupirle al líder entrerriano en la cara que era un traidor, que había recibido 100000 pesos de los brasileños para volverse contra su país. Urquiza lo mandada a fusilar.
“Tirad, tirad al pecho, hijos de puta”, acribillaba con su voz a los matadores; “al pecho, cagones, ¡que así muere un hombre como yo!”. Martiniano no se entrega hasta caer muerto por la balacea que masilla de plomo todo su cuerpo.
Martiniano Chilavert resume dos batallas imprescindibles para comprender la historia argentina. Es un defensor de su bandera, un enamorado de su Patria. Estuvo en el bando equivocado mucho tiempo, víctima de las propias confusiones guiadas por los intereses de otros. Supo, dejar sus diferencias personales con Rosas cuando se permitió conocer, comprender, entender, saber que los proyectos de los extranjeros no son los propios.
La historia mitrista escondió el legado de Martiniano. Levanta estatuas y nombres de calles de quienes empuñaron sus armas contra la Argentina. Ahí está la figura de un Urquiza ecuestre en colosal monumento porteño incrustado en los antiguos dominios rosistas del barrio de Palermo.  Una pequeña calle en el barrio capitalino de Nueva Pompeya recuerda al soldado Chilavert. Contradicciones de esta Argentina que sigue buscando  su identidad.


Fuentes consultadas:
(x) Historia Argentina, de José María Rosa.




26/10/12

Desierto, hielo, y sueños.



Australia es un desierto con costa de punta a punta; Canadá es un hielo entre el polo y los yanquis y, además, es anglofrancesa. ¿Por qué la Argentina, que tiene todo, no ocupa el lugar que merece por su riqueza en el conglomerado mundial?
¿Falla su clase dirigente?. Manuel Belgrano fue enterrado por Rivadavia y José San Martín fue desterrado por él; Juan Manuel de Rosas, primera expresión popular en el gobierno fue extirpado por fuerzas extranjeras que tuvieron el apoyo de grupos locales, las mismas fuerzas de esta tierra que se someterían al imperialismo. Justo José de Urquiza le regala la victoria a Bartolomé Mitre, no pierde la guerra. Buenos Aires, una década separada de sus hermanas, comienza su camino de reinado por sobre el resto. La batalla de Pavón es la derrota más cuestionada de la historia. Ese fue el motivo por el cual Urquiza morirá por traidor en manos de un coprovinciano, Ricardo López Jordán, quien tenía entre sus espadas a José Hernández, el autor del Martin Fierro. La Argentina se subsume a un país agrícola, de las "vaquitas", de gran territorio, mal distribuido, sin industria. Julio Argentino Roca, quien en su juventud había peleado bajo el mano de Urquiza contra Buenos Aires crea de un lugar poblado por descendientes de los primeros habitantes de estas tierras un desierto que facilita la llegada de empresarios ingleses. Se reparten las tierras entre las clases oligarcas. Es el auge de la Revolución industrial y la aparición del frigorífico. Roque Sáenz Peña cumple el aforismo de que a la historia se entra traicionando. Escupe en la cara a su clase, a su padre, un ladero de Roca, Luis Sáenz Peña. Por el voto solo de los hombres, el radical Hipólito Yrigoyen llega al gobierno venciendo a los conservadores, quien, con la complacencia de su sucesor, Marcelo T. de Alvear, el hijo del primer intendente porteño, otro ladero de Roca, lo derrocarían en 1930 a poco de andar su segunda presidencia, con los ecos de la crisis económica mundial que comenzó en los Estados Unidos.
Plaza de Mayo (CABA) 2012

Hordas de migrantes del interior avanzan a la Ciudad. Gentes que no fueron lo que el padre de la Constitución argentina, Juan B. Alberdi, deseaba para el desierto que no lo era. "Gobernar es poblar", decía frente a su rival eterno, Domingo Sarmiento, que decía "no ahorren balas, mátenlos a todos". Una masa obrera al calor de las primeras industrias porteñas va tomando forma, entre ideas exportadas de Europa, la anarquía, el socialismo, el marxismo, el sindicalismo, el comunismo.
Década Infame, destrucción de la la voluntad popular del voto. Esta pertenencia que sumió de nuevo a Londres se interrumpiría por el estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa y la irrupción del peronismo en la Argentina. Juan Domingo Perón cambia el rumbo. Sin poder contar con el mezquino empresariado nacional, los obreros son el corazón de su gobierno. El obrero es peronista pero el peronista no es siempre obrero. Los chupamedias se suceden en el Gobierno del militar que cambiaría la historia. Presiona Estados Unidos el liberador de la amenaza nazi. También incalificable fue el golpe contra Perón y las bombas en 1955 como todo lo que acontecería después con el norte americano como el poder hegemónico de Occidente. Peronismo prohibido, perseguido, gobiernos débiles y cómplices, gestación de más odio. La violencia de arriba hace parir a la de abajo. Se afianza el ejemplo de Ernesto"Che" Guevara, solo que la revolución tiene que ser urbana, no rural. Perón, desterrado regresa para arreglar el barajuste. Es tarde. El viejo líder muere en ejercicio de la presidencia que jamás debió asumir. Su juventud maravillosa, en especial los Montos no comprendieron que junto al Delegado del Viejo, Héctor Cámpora, desde el gobierno, pasaba la oportunidad histórica.
Los asesinatos por doquier a jóvenes  policías que no comprendían la vaina no sirven. Justifican la peor cacería. Las fuerzas armadas de ataque exterior se traicionan. Vienen a terminar la tarea de las bombas iniciada veinte años atrás. Matan a todos, desaparecen a los mejores, roban a sus hijos. Estados Unidos, la Doctrina de la Seguridad Interior, el consenso de Washington, el FMI, la primavera alfonsinista, la traición menemista, la defraudación de la Alianza, la complicidad de Eduardo Duhalde, el nacimiento por y en la mugre política, dispara al presidente menos votado de la historia electoral argentina: Néstor Kirchner y una presidencia de cuatro años que no se traiciona en lo que propone. Es el primer mandatario que deja el poder con los más altos índices de popularidad desde el regreso democrático en 1983.
A cuatro años de cumplir 200 de la declaración de la Independencia, la Argentina está en otra encrucijada. También sostenía el pensador Arturo Jauretche que la clave está en la realidad. Pero ¿cuál es la realidad?
Los argentinos deberán buscarla juntos con especialistas comprometidos en esta causa. Seguir debatiendo, apuntando, escuchando, sin pensar desde el prejuicio como dice el filósofo Horacio González. Quizá, buscar el camino al margen de la dialéctica bipolar del gobierno y oposición de turno, de medios y contramedios funcionales a sus intereses. Pensar por derecho propio, con plena libertad.
Que la curiosidad nos lleve a la fe y la fe al descubrimiento de la realidad, de esas palabras de Jauretche.

10/10/12

El Reparador



La resignación y la indiferencia no son buenos caminos porque esconden lo mejor del ser humano que es el compromiso con sus semejantes.
Pensar, dudar, preguntarse el porqué de todo, es la esencia de las personas. Al igual que la resignificación de las cosas, de los días, de los hechos.
La Torre Inglesa; barrio Retiro, CABA, Argentina
En esa línea, la reasignación del significado histórico es el sentido de la norma que modificó los feriados en el calendario argentino.
Así, la declaración del Día de la Diversidad Cultural se consagró en lugar de un incierto “Día de la Raza”, nombre no oficial pero de uso durante más de noventa años, tal como si fuera un canto a los invasores.
El 12 de octubre, fue el día de año 1492 en que el empresario genovés Cristóbal Colón, con apoyo de los Reyes Católicos de España, se llevó con sus carabelas por delante un continente que no constaba en los mapas.

Pintura acrílico Néstor Kirchner. (está en venta)
Mediante decreto Nº 7112, en 1917, el entonces presidente radical Hipólito Yrigoyen dispuso su conmemoración cada año. Jornada equivalente a una Fiesta Nacional, así se la llamaba, que en, España, además, tomaba el nombre del Día de la Raza.
En la Argentina, el “Día de la Raza” era un abono a la teoría civilización o barbarie, que Domingo Sarmiento concibió como consigna para los nuevos estados americanos, una vez finalizadas las guerras por la Independencia.
Los vencedores de Caseros en 1852, además de establecer un nuevo orden político y económico, abrieron un camino de influencias racistas contra “el indio, el gaucho, el criollo y el mestizo”, percibidos como escollos para la “civilización europea” que anhelaban.
Cambiar ese sello -tanto en los almanaques como en la conciencia popular-por el de Día de la Diversidad Cultura fue también otra obra en el Bicentenario Argentino.
“El 12 de octubre no tendrá más esa denominación racista”, anunció la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, tomando como propia una vieja lucha de pueblos americanos.
La medida de reparación cultural es coherente con el compromiso del propio Estado de abrir los libros a nuevas lecciones de la Historia.
En adelante, los días 12 de octubre, serán apropiados para la reflexión histórica y el diálogo intercultural acerca de los derechos de los pueblos originarios y del genocidio de los que fueron víctimas.
Cuadro NK en venta. apuntesdeldoc9@yahoo.com.ar
La Constitución Nacional, en su artículo 75, inciso 17, reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, garantizando el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.
El 12 de octubre de 1492 fue el comienzo de un exterminio, el más grande cometido contra la humanidad, con más de 90 millones de muertos, a lo largo de cuatro siglos, imponiendo con la cruz y la espada un modelo político, cultural y económico, totalmente ajeno a los pueblos originarios.
La plata y el oro americano financiaron las guerras de la Corona, a los banqueros de Hamsburgo y hasta terminaron promoviendo el nacimiento de la industria en Inglaterra.
Tan injusto, tan arbitrario, que fueron hijos de españoles los que se alzaron desde la misma tierra que regaron con sangre en guerras que también fueron entre hermanos.
La declaración del Día de Diversidad Cultural es parte de una reparación, que comienzo por lo cultural.
Una reivindicación de lo nacional como método para razonar, aquello que decía el discípulo de Arturo Jauretche, Edgardo Goldar, fallecido el año pasado: “No venir más con recetas importadas, sino ajustar el traje al cuerpo y no el cuerpo al traje y así partir de la realidad para llegar a la realidad”.
Si con la misma pluma, los Reyes Católicos firmaron la aprobación de la expedición de Colón, el fin de la guerra con los moros tras la caída de Granada y la expulsión de los judíos de la península, la jefa de Estado argentina firmó la ley que pone en su lugar el significado del 12 de octubre de 1492, devolvió al pueblo la restitución de los días no laborales del Carnaval, cercenada de un plumazo por la dictadura de 1976, y consagró también no laborable el día 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional, para subrayar la importancia de la decisión de un pueblo de enfrentar en 1845 a la poderosa flota anglofrancesa en la Vuelta de Obligado.
No son hechos equivalentes pero, hoy y aquí, conocer para saber, saber para querer; querer para ser, dan una misma suma: interés nacional por la Argentina.

18/9/12

"Dudo, pienso y luego existo", R. Descartes



Enojarse es perder. Quien no enriquece con argumentos sus acciones, y opta por el enojo, pierde. El mundo necesita reflexionar, es decir, utilizar el don más grande que los humanos tienen sobre los otros animales. La capacidad de dudar, de razonar. Ser pensantes. Dejando de lado el instinto más básico que tienen los otros seres vivos, que es el instinto primario de la fuerza física y no psíquica. Pensar, y sacar conclusiones.
Pensar, pensar, y salir. Se sale de ser personas pensadas por otros. Y en la Argentina hay muchos intereses, de personas que quieren que pensemos lo que otros dicen que hay que pensar por ellos. La distracción, cuyo vértice mayor es la televisión, es funcional a esas personas que quieren que los demás piensen en lo que ellos creen.

No se ama lo que no se conoce. Pensa en tu país. 
Para entender. Hay unas cien familias que sacan y ponen presidentes y líderes mundiales que sean afines a sus negocios. La mayoría radica en Inglaterra y los Estados Unidos y están dispuestos a lo que sea con total que nadie más crezca que ellos. Por algo, un Rockefeller, Nelson fue vicepresidente de los Estados Unidos, representando el Partido Republicano, apoyado por la familia Bush. Los parámetros para medir el accionar de esas familias no es decir si son “buenas o malos”; defienden negocios. Y tienen representantes en todo el mundo que están dispuestos a lo que sea para que todo siga igual.
Si el sueño revolucionario de Fidel Castro y el Che Guevara tuvo éxito, fue en gran parte porque a esas familias ya no les servía el dictador Fulgencio Batista. Los Estados Unidos no movieron ni un dedo para impedir la caída batistiana. Fueron esas familias que crecieron tras la victoria Aliada de la Segunda Guerra Mundial, y la imposición de la Doctrina de la Seguridad en toda América cuando se dieron cuenta que Castro no iba a cumplir lo que las familias mandaban. Los mismos que antes inflaron al líder alemán Hitler y luego se les fue de las manos. Si los Estados Unidos tiraron la bomba atómica a un Japón ya derrotado, fue para marcar la cancha a la otra potencia del entonces, la ex URSS.
Así, entre los 60 y los 70, las dictaduras militares coparon América. Videla en la Argentina, Bordaberry en Uruguay, en Brasil. Alberto Pérez fue corrompido en la Venezuela demócrata y engendró sin quererlo a Hugo Chavez, que vino a cambiar a fuego esa realidad. La democracia de los 80 fue frustrada y en los 90, vino lo peor desde el engaño: Los Menem, los De la Rúa, los Collor de Melo en Brasil, Fujimori en Perú, Bucaram en Ecuador, la crisis de Bolivia que llevó tres presidentes y bueno los cinco argentinos.

Analicemos el pensamiento:
Encuesta Doc9: Incrementar la industria nacional
Desde el momento que Cristóbal Colón, un empresario navegante dispuesto a emprender nuevos negocios descubrió accidentalmente la tierra que luego sería el continente americano, el mundo cambió. Primero, el occidental y luego el oriental. El entonces imperio español, de donde provenía Colón y el apoyo de ese reinado solo "vivió" a América. Nunca invirtió. Fue una invasión de hombres solos y desesperados, comandados por mercenarios mercaderes que venía con la espada en una mano de la conquista y la cruz del Evangelio del otro. La imagen del Cristo torturado al cansancio, colgado de la cruz fue más que suficientes para que la Iglesia mediante la Inquisición, destrozarán a los primeros habitantes de estas tierras. Fueron esclavizados los hombres y violadas las mujeres. Primera conclusión: Torquemada, el referente Inquisidor era el confesor de la reina Isabel, La Católica, quien financió económicamente la expedición de Colón. ¿Queda claro?
Mientras los viajes por el mar se sucedían entre el continente saqueado y la España que crecía y gastaba los recursos, Inglaterra, comenzaba a ser el imperio naciente que copa el mundo hoy, el único país que tiene su moneda -la libra esterlina- en una Europa que se cae a pedazos. La construcción de poder inglesa demandó 200 años en comparación con el descubrimiento español. Fue en 1642, cuando la Corona británica prohibió circular por sus tierras a los barcos extranjeros transportar mercaderías que no fueran de Inglaterra, del propio país. Segunda conclusión: 200 años son pocos para construir un país y que siempre hay que pensar en ser un Estados industrial y no sólo vender las mercaderías primarias. ¿Cerrar las importaciones?
Al gestar un fuerte poder, Inglaterra también construyó una Mercadería Mercante y otra Guerrera que copó todos los mares. Así, casa galeón español que venía era saqueado, tanto por los buques guerreros ingleses, como por los barcos "piratas". Poco o nada llegaba a esa España plagada de corrupción, que vivía la América sin invertir en su desarrollo y encima sufría los embates de las naves inglesas.
Pensar, dudar, razonar, no repetir lo que otros dicen. Ese fue el camino que tomó René Descartes y en 1637, casi al mismo tiempo que comenzaba a crecer  Inglaterra, al escribir el "Discurso del método", obra que estimulaba a pensar, a no repetir lo que otros decían por sus propios intereses. El objetivo: levantar el espíritu y el autoestima. ¿Va quedando claro?.
Tercera conclusión: entre 1637 y 1641, breve tiempo y contemporáneo para pensar que país se quiere, con una industria fuerte, con inversión y no malgastar los recursos primarios en beneficio de una pequeña dirigencia que crecía en desmedro de una mayoría que no pensaba, que estaba cómoda, más creyendo que el poder de los Reyes venía de Dios y así se justifica toda clase de porquerías y vejámenes.
Cuarto conclusión: Inglaterra supo construir poder porque sus habitantes creyeron en su país y sobre todo pensaron, escuchando más a aquellos que sueñan que los que se viven quejando y viendo solo lo malo. Los ingleses, incrementaron su industria y tuvieron su gran Revolución industrial, dirigida en dos etapas: la primera del año 1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1914.
Pero como todo lleva su proceso, dos revoluciones de pensantes se llevaron más de un siglo después de Descartes. La primera, en 1776, los ingleses que habían copado la parada en extremo norte de la América española, y sus hijos nacidos en esas tierras, se sublevaron contra los ingleses y declararon su independencia de Inglaterra. España trató de reaccionar para que en el extremo sur americano no pasara lo mismo, y en ese mismo año 76, puso en marcha el Virreinato del Río de la Plata.
La otra revolución, la de pensar y de la clase de la burguesía, es decir, los comerciantes que se plantaron a los señores feudales y a los Reyes, fue en Francia, en 1789. Fue la gran idea del pensamiento.
Con ideas como la igualdad, libertad, fraternidad, ambos sentidos revolucionarios, es decir, del cambio se trasladaron por todo el mundo. En 1810, hombres estudiosos de esas epopeyas, como Manuel Belgrano y Mariano Moreno, gestaron la Revolución de Mayo, que en realidad no fue un gran cambio como la Francesa o la de Nueva Inglaterra (es decir los Estados Unidos de América del Norte), sino que se cambió el vetusto y arruinado imperio español, ese que destruyó y no invirtió desde 1492, por el mismo sistema pero manejado desde Buenos Aires, la puerta (porteños) cuya vía era y es el Río de la Plata.
Los revolucionarios porteños pudieron hacerlo porque tuvieron el apoyo de Inglaterra que entendió que no debía directamente por las armas apropiarse ahora de la América del Sur, tras los intentos fallidos de 1806 y 1807, sino encararlo indirectamente por el comercio.
Quinta conclusión: Inglaterra apoyó a los americanos del sur para liberarse de España. Luego, el plan era seguir con las recetas que el inglés Adam Smith seguía aconsejando a los Estados Unidos de América del Norte, pero ahora par las Provincias Unidas del Sur, de que no abandonen su vocación agrícola. Adelantados fueron el secretario del Tesoro de George Washington, el primer presidente estadounidense, Alexander Hamilton de sugerir la profundización de la industria, con buenos productos y no importar sino exportar. Para 1861, en la guerra civil de ese país, el mismo camino tomó el general Ulises Grandt, sobre que su  país tenía que imitar a Inglaterra en lo que hace y no en lo que predica.
Sexta conclusión: se trata de pensar, de no repetir. Estas tierras, las americanas, las grandes, fueron, son y serán de gran interes por esas cien familias que manejaron y manejan presidentes y líderes mundiales. En su mayoría son inglesas y de su hijo natural, los Estados Unidos, el país sin nombre.

El secreto es pensar, estudiar los temas, conocerlos para saber, saber para quererlos y quererlos para ser. Nada se puede cambiar con tristeza, si nos creemos que “este país es una mierda”. La Argentina ha sufrido grandes desilusiones, traiciones de sus propios gobernantes que son el espejo del pueblo, quienes no cumplieron lo que prometieron en pos de esas familias que banca el FMI. No hay que comprarse esa idea de que hay una maldición y países que nacen buenos y otros malos, que llevan una cruz. Menos la Argentina con su riqueza humana, climática y territorial. Pero también es un territorio que siempre gustó, y que las familias indirectamente han colonizado. “No entremos como guerreros, entremos como comerciantes, colonizemos sus mentes”, dijo en 1808, el pope inglés George Canning. Siempre, en el mundo, hay un argentino/a que triunfa en algo, que descubre una vacuna, que sale campeón en algún deporte. El poder, de esas familias no quieren que otro país se les sume, como pasó con Estados Unidos, antes y ahora con China.
Dudar, pensar, y así existir. Siempre será mejor para la salud de uno, soñar, tener utopía, creer, que llenarse de broncas, de furia, y de pensar, lo que otros argentinos, por dinero, funcionales a esas familias, quieren que pensemos, para ser un pueblo triste, que nunca vencerá. Nacimos en la Argentina, y hay que pensar los intereses argentinos. Si hubiéramos nacido en Suiza, en Inglaterra, España, Bolivia, pensaríamos esos intereses, pero no es así. Dejar de ser un pueblo adolescente que culpa a otros de sus desgracias, al representante que sea –Cristina, Macri, Scioli, Alfonsín-y hacernos cargos, porque hay una generación que se muere de políticos, por edad, y ahora es nuestro turno. Abrazo

Otros Apuntes
No voy en tren, voy en avión

5/9/12

El viejo Archie

La realidad no siempre es la verdad. Tampoco son los hechos los que definen que es la veracidad de lo real. Son las interpretaciones de los hechos, y sus diferentes matices, las que forman opinión; de ahí que al poder, en el camino sinuoso para instalar una verdad, interprete los hechos desde los medios de comunicación.
Eduardo Galeano sostiene que los seres humanos además de estar formados por átomos, están hechos de historias. Y de ahí, las interpretaciones.
En este Apunte, quien esto escribe hace una interpretación de un hombre que tiene cientos de historias. Un hombre generoso, especialista en lo suyo, que murió poco recordado, pero tiene el récord de haber transitado el camino de otras grandes celebridades. Su nombre, Archibald Lee Wright, conocido como Archie Moore.
Escuela de Box, en la Capital de la Argentina, Almagro.
Cuando Diego Maradona, el mejor jugador de todos los tiempos, festejaba sus 14 años de vida en un tugurio de Villa Fiortio, en su país, -30/10/1974- en la otra punta del hemisferio, Archie acompañaba al entonces campeón del mundo de peso completo, George Foreman a Kinshasa en la ciudad capital de la hoy República Democrática del Congo (en ese momento Zaire), donde debería combatir con el legendario  Muhammad Ali, doc9, el que sería el o uno de los combates más emblemáticos de la historia del boxeo. Durante uno de los entrenamientos, Foreman sufrió un corte en un ojo, lo que le obligó a posponer el combate un mes más. Durante ese tiempo, Ali se dedicó a autopublicitarse y a buscar popularidad entre la población del Zaire, lo que dejó a Foreman la figura de malo. Finalmente, el veterano y siempre sorprendente Ali, contra todos los pronósticos, venció al invicto campeón Foreman, tras derribarlo en el octavo asalto. El Rey Alí había vuelto. ¿Porque Foreman no terminó por hundirse en una depresión y volvería alternadamente a boxear, hasta retirarse campeón casi a los 50 años de edad en 1999?
Archie Moore estuvo en la esquina de Foreman en esa noche lluviosa y ante más de cien mil personas, el día que Alí terminó con el invicto de su "chico". Moore había nacido el 13 de diciembre de 1913.

Estadio de fútbol de Temperley, provincia de Buenos Aires
No era fácil ser negro, pobre y huérfano en aquellos tiempos. Archie revindicaba las luchas que décadas después levantaría y sufriría en carne propia el propio Alí, quien su propio país, los Estados Unidos sancionaron duramente por negarse a apoyar a la guerra de Vietnam. Pero el viejo Archie ahora estaba con Foreman, era su pupilo, y debía apoyarlo.
¿Porqué Foreman llevó a este hombre a su esquina siendo el joven campeón mundial? Archie conocía todo del boxeo. Comenzó a transitar los cuadriláteros en 1936, logrando ser fue campeón mundial mediopesado en 1952 , ante Joey Maxim.
Archie transitó el camino de otros grandes. Con el título de campeón desafió a Rocky Marciano y, después de derribarlo, perdió por KO en 1955. Y a los 48 años no dudó en desafiar a la joven promesa, el campeón
Cassius Clay, antes de comenzar a ser Alí, y después de darle un buen trabajo perdió por knock out.
 Archie, el grande. El que supo transitar los caminos de grandes boxeadores como Sandy Saddler, Willie Pep, Ray Robinson o el propio Rocky Marciano.
Amó el boxeo y todas las aventuras del ring. Y a los 51 años, en ese año 74, en el Festival de la Jungla de Zaire, estaba en la esquina con Foreman.
Porque Archie tenía un estilo de ataque decidido y una personalidad envolvente. Y era peronista...
Foto del gran campeón -el del medio-Primo Carnera. Tomada en pizzeria Banchero de la Boca
Es que durante su reinado, entre1951 y 1953, Archie Moore no sólo sedujo por su estilo o por su contundencia, sino también por su generosidad. Esas actitudes lo convirtió en el preferido de Evita .


Archie estuvo primero en el Luna Park, y luego en las provincias de Córdoba, Tucumán y en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca.
Juan Perón era un amante del boxeo. Seguidor de las peleas de José María Gatica, el entonces presidente argentino, presenció en compañía de su esposa Eva, el rotundo knock-out ante Alberto Lovell, en el primer round. Alberto fue familiar de Pedro Lovell, ex boxeador, quien ofició de actor -era Spider Rico-un pugilista que aparece enfrentando al personaje de Rocky Balboa en la película Rocky de 1976, y luego, en la Rocky 6 de 2006 haciendo el mismo personaje.


Arvhie Moore murió en 1998 a los 84 años. Desde 1974 estuvo apoyando a Foreman, quien se retiró en 1977, aún dolido por la derrota frente a Ali. Archie lo sostenía, lo cuidaba. Le hablaba del peronismo, de como había que aguantar. George volvió en 1987 y para 1997 era nuevamente campeón del mundo casi a la misma edad que Archie lo había acompañado en Zaire. 
Muerto Archie, Foreman se retiró definitivamente. Nunca pudo cumplir su sueño de enfrentar a Mike Tayson.
No fue el motivo de venganza por la paliza que Ali -aún era Clay- (ver pelea) le propinó al viejo Archie, la causa por acompañar a Foreman a Zaire. Tampoco fue la busqueda de la fama olvidada, porque el Viejo Archie nunca había perdido el reconocimiento. Archie decía que era peronista. Y como el peronismo, no hay que entenderlo, hay que comprenderlo, no odiarlo, sino situarlo e interpretarlo. Igual que a Archie. 

Apuntes conectados:

24/8/12

Génesis



Si con los bombardeos del 16 de junio de 1955 intentaron matar a Juan Perón y terminar con el peronismo, con la masacre de Trelew del 22 de agosto de 1972 intentaron evitar su retorno triunfal y su consagración por las urnas.
Sapo en Feria Mataderos, CABA, Argentina
Los responsables provinieron de la misma fuerza militar: la Armada, clave en el golpe que puso fin al segundo gobierno de Perón y clave también en procurar que el Ejército, que comandaba la llamada Revolución Argentina, a cargo de Alejandro A. Lanusse en su último capítulo, abriera una salida electoral. Sabía que al margen de las propias aspiraciones de Lanusse, Perón sería el vencedor.
De allí, la determinación consumada esa madrugada del 22 de agosto de 1972, otra muestra de la dimensión del odio del terrorismo de Estado a tono con el antecedente inicial de los fusilamientos del 9 de junio de 1956.
Todos, hombres y mujeres, eran jóvenes. Todos habían depuesto sus armas en un acuerdo de palabra, con periodistas y otros exponentes como testigos al fracasar el intento de huir en un avión hacia Chile.
Todos eran miembros de organizaciones armadas peronistas y de izquierda, producto de una época signada por la violencia, iniciada precisamente en 1955.
Todos estaban presos en el penal de Rawson, desde donde en una operación parcialmente consumada habían conseguido escapar seis exponentes de las cúpulas de esas organizaciones: Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Mena (ERP), Fernando Vaca Narvaja (Montoneros) y Marcos Osatinsky y Roberto Quieto (ambos de FAR).
Diecinueve se sumaron después, viajaron en taxis hasta Trelew e intentaron hacerlo en otro avión, que a diferencia del anterior -y advertido de lo que estaba pasando en el aeropuerto- no aterrizó.
Fue en esa circunstancia que depusieron su actitud y registraron la postal de su inocencia por las acusaciones posteriores de sus asesinos: están los 19 en esa foto ante las puertas del viejo Aeropuerto con sus armas dejadas en el piso.
El compromiso adquirido era reintegrarlos a la cárcel de Rawson. No se cumplió: los llevaron a la base Almirante Zar, bastión de la Marina. Los garantes de la operación fueron bajados del ómnibus a poco de arrancar. Ese 15 de agosto se ponía en marcha el siniestro plan de matarlos a todos una semana después.
La pueril y absurda excusa fue que habían intentado huir: no alcanzaron a rematarlos a todos porque tres de ellos (dos hombres y una mujer) se salvaron por milagro pese a sus graves heridas. Las declaraciones posteriores de los tres -que tiempo después también serían asesinados- permitieron conocer los detalles de aquella carnicería de los marinos dirigidos por el capitán de corbeta Luis Emilio Sosa.
Palacio de Justicia, CABA.
Un hombre y su nombre que durante décadas estuviera amparado en una profunda reserva por parte de esa arma cuya mentira sobre lo sucedido tuviera también para ella un alto costo.
Evitas en el gremio Suterh. Julio 2012
Entre esos jóvenes estaba Mariano Pujadas, estudiante universitario, hijo del médico del pueblo de La Calera, en Córdoba. El reportaje que un canal de Trelew le realizó en el Aeropuerto cuando estaba tomado por los guerrilleros en espera del avión de Aerolíneas Argentina que nunca llegaría (fue advertido desde la torre de control) lo muestra inteligente y sereno.
Cuando Sosa ordenó a los detenidos que salieran de sus calabozos individuales al estrecho pasillo, él fue el primero en quedar de frente ante sus asesinos. Lo masacraron y, después, seguirían con su familia. El genoma antiperonista de aquella Marina mataba hasta la muerte; la génesis del golpe cuatro años después.




A Rodolfo Ortega Peña, link aquí

10/8/12

Carta pública, nacional y popular



Tiempo Argentino

Capital Federal, 08 de agosto de 2012
Publicada en diario Tiempo Argentino:
Carta pública a Diego Armando Maradona
Diego, Belgrano no se mancha.


Diego querido, en más de una oportunidad te escuché decir comentarios despectivos  hacia Manuel Belgrano. La última, fue en la entrevista radial del programa “Perros de la calle”.  Lo sé, porque te sigo, porque soy maradoniano y por que en mi retina y corazón estará por siempre el recuerdo de mi cumpleaños número nueve del 29 de junio de 1986, el mismo día que salimos campeones y alcanzaste la inmortalidad. Cada éxito, cada lágrima, cada dolor, cada gol tuyo, tus alegrías, tus tristezas, fueron míos. Sin conocerte, te quiero como si fueras un hermano, un amigo, un familiar querido. Pero también soy belgraniano y vos y Belgrano tienen mucho en común y parecido, y el país necesita que se conozcan, como el nombre de esa peli que hiciste con el Negro Dolina, el día que “Maradona conoció a Gardel”. Y estos son tiempos para que conozcas a Manuel Belgrano.
Siendo el mejor jugador de fútbol, desde muy joven, te enfrentaste a los poderosos sin importar los costos. A los carcamanes de la FIFA, a los grandes medios cuando los echaste de tu quinta, a los malos dirigentes, a las injusticias contra tus compañeros, cuando los obligaban a jugar al mediodía en pleno verano, a los Estados Unidos, que aún no te dejan ingresar a su territorio. Manuel Belgrano fue un abogado y periodista que a los 36 años no dudó en tomar las armas y ayudar en la defensa de los intereses de una nación naciente, desde las primeras invasiones inglesas en 1806 hasta liderar ejércitos sin ser militar, invirtiendo su salud y todo su patrimonio económico. “Donde vaya siempre voy a defender mi bandera como un argentino más, que sigue creyendo en ella y en los argentinos”, dijiste cuando en el 2005 el Parlamento argentino te homenajeó. Esa bandera que tanto sentís, que defendiste en cada partido, en cada Mundial, ante cada insulto, porque todos nos indignamos junto a vos en Italia 90, fue el símbolo que Belgrano impulsó para estimular a la tropa a su cargo en el Ejército del Norte durante las expediciones libertadoras del Paraguay, cuando el 27 de febrero de 1812, tras inaugurar una nueva batería militar, denominada Independencia, en la ciudad de Rosario, se izaba por primera vez, con esos colores, celeste y blanco, que vos Diego revindicaste siempre en la Selección Nacional, llevando el mejor fútbol a cada rincón del planeta. Esa misma enseña que tanto preocupó al entonces secretario del Triunvirato, Bernardino Rivadavia, por no perjudicar los intereses de Inglaterra, tan relacionados con las clases ricas de Buenos Aires, que marginaban a los pobres, a los futuros nacidos, como vos, en Villa Fiorito.
Diego querido, Belgrano fue el primer revolucionario, y si Ernesto “Che” Guevara, al que tanto revindicas, es un ícono de protesta, don Manuel, que aún no es realmente conocido por los argentinos, es un ícono ejemplar porque todos. Porque Maradona y Belgrano juegan en el mismo equipo y cada uno a su estilo y lugar, levantan la enseña celeste y blanca y las banderas de la honestidad, la lucha, la humildad y la dignidad. 
Porque Belgrano comenzó a palpitar el sentimiento de Nación cuando los ingleses invadieron estas pampas en 1806. Fue en los tiempos en que era Secretario del Consulado del reino español desde 1793, y no quiso doblegarse ante el yugo inglés. Y vos Diego, con esos dos goles que resumen al fútbol, el de la picardía del potrero y el de la obra maestra en los octavos de México 1986, te consagraste frente a Inglaterra a cuatro años de la guerra de Malvinas. El 22 de junio de ese año sacaste una sonrisa ante tanta tristeza y frente a los “piratas”.
Hay muchos de Belgrano en vos Diego, porque los dos son hijos de esta Patria. Y también son víctimas de ellas. Yo ví tu esfuerzo físico tras la goleada frente a Colombia 5 a 0 y no dudaste en volver a la Selección porque nos quedábamos afuera del Mundial yanqui y luego, los poderosos de turno de allá y de acá, rencorosos, te cortaron las piernas y funcionales a sus intereses, festejaron tu dolor. 
Son los mismos que no quieren que Belgrano se conozca y lo dejaron reposando al lado del mástil de la bandera, sin tener en cuenta que Manuel fue un abogado devenido en militar que entró rico a la política y murió pobre, solo y olvidado con su cuerpo esperando días porque nadie quería gastar dinero en su velatorio. 
Los mismos “panqueques y sanwichitos” como vos los definís, que vendieron un Belgrano menos hombre porque propuso la igualdad de oportunidades en tiempos en que la mujer era resumida a una cosa, revindicando su rol, como a su coronela Juana Azurduy, manifestando que “una mujer ignorante es una mala generadora de ciudadanos, poco productivos e incompetentes”.
Porque revindican las mismas causas, porque defienden los mismos valores, la bandera nacional, porque son nuestros; como vos decís Diego, que sos “popular” y no “público”, porque no se quiere lo que no se conoce, por todo eso y más, porque vos sos diez, Belgrano no se mancha. 


Emiliano Vidal
CABA, República Argentina
evabogado@yahoo.com.ar

1/8/12

Víctor Hugo y Los Miserables



Los Miserables es una obra del escritor alemán Víctor Hugo, realizada en 1862, un año crucial para los dos Estados extremos, Sur y Norte del continente americano. El sureño,  por su unificación unitaria desde la ciudad/puerto y el norteño, por los inicios de una guerra fratricida.

La Bombonera, estadio del club Boca Juniors
Víctor Hugo Morales es el hombre que decidió revindicar, explicar, saber y hacer saber que se trata la Ley de Medios, la norma que resume todos estos años de gestión del gobierno iniciado hace más de ocho años.

El comerciante y mercenario Cristobal Colón murió sin comprender ni saber de accidental descubrimiento: un territorio enorme que a fuerza de látigo, la espada y la cruz del derecho de Castilla blindó de poder a la Corona española. El continente americano tuvo y tiene dos vertientes en sus dos hemisferios. Del lado Sur, un país que lleva el nombre de un metal que no posee -Argentina- y el otro, del lado Norte, el país sin nombre.

Reparar en Los Miserables de Víctor Hugo es comprender los argumentos de un razonamiento sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión.
Comprender a Víctor Hugo Morales, este relator de fútbol, quien llegara a la Argentina hace más de treinta años para transformarse en el número uno radial del fútbol, es entender la labor de un periodista inteligente al que lo mueven las buenas intenciones informativas, y que hoy parece ser un ferviente defensor de las políticas del gobierno de Cristina Fernández.
Auto Justicialista, año 1950; Museo del Bicentenario
Víctor Hugo Morales, trasciende las fronteras americanas. No solo porque es el mejor en lo suyo dentro del de fútbol, sino porque es un hombre honesto, preparado y analista profundo de la realidad política.
Víctor Hugo frente a los Miserables, de Víctor Hugo. Frente a la mafia del fútbol, a Julio Grondona y a Clarín que no dejaba pasar los partidos del campeonato argentino gratis. Que vean los goles solo lo que tienen plata, los demás, nada, que esperan hasta las 12 de la noche al programa del tibio Enrique Macaya Márquez, un tipo vulgar y mediocre que en 60 años de televisión nunca se jugó por nadie ni por nada.
Loros en la Costanera del Sur porteña
Víctor Hugo denunciando al Grupo Clarín, el dueño de los Macaya Márquez.
Víctor Hugo y su destacada intervención a favor de la ley de Medios en la etapa de recolección de opiniones de especialistas en el Congreso Nacional. Víctor Hugo frente al dueño Grupo Clarín, la obra de Héctor Magnetto, el traidor del sueño de su fundador, el abogado Roberto Noble.
Víctor Hugo frene a los zonzos, a quienes les haya molestado las cercanías de enfoques de la realidad que hoy lo ampara con el Gobierno nacional.
Arroyo en Unitorco, Córdoba, Argentina
Y así como al alemán Víctor Hugo, los Miserables le costaron dolores de cabeza en la comprensión de los estereotipos de aquel momento ante la oposición a la pena de muerte y su defensa de los oprimidos, al Víctor Hugo criollo batalla contra Clarín no le es nada fácil. El reciente atropello y falsa acusación de vocero y estrella del Grupo, Jorge Lanata es el corolario de un camino adverso que inició su colega y antecesa en su programa, Magdalena Ruiz Guiñazú.
¿Se está transformando Morales en Enrique Santos Discépolo?
Los medios, comenzando por la prensa tradicional y sus aliados, se hallan acorralados detrás del escudo de la libertad de prensa en defensa de sus exclusivos intereses y, por lo tanto, en plena pelea con el Gobierno.
El Víctor Hugo nuestro se la banca y se defiende, víctima de la sangre en el ojo por la quita del negocio del fútbol al Grupo Clarín.

Doc 9 banca a Víctor Hugo Morales, a quien sigue desde que era un niño, porque cuesta creer que este hombre cálido y frontal, a veces un tanto empacado en su batalla lucha contra Clarín, sea un mero embaucador. Mucha fuerza y un aguante a Víctor Hugo, frente a los Miserables, más duros que los descriptos por el otro Víctor Hugo.


18/7/12

La Nación por la Nación


Foto tomada de festejos de 25 de Mayo de 2012

El domingo 15 de julio de 2012, el diario centenario argentino, La Nación.com, publicó una editorial titulada “La nueva historia oficial” sobre el relato y defensa del "modelo", en el que según el matutino, el  Gobierno nacional  amaña los hechos del pasado sometiéndolos a su voluntad.
Dice la editorial: “Con la voluntad de amañarlo todo a su entera voluntad, el discurso oficial no sólo busca esculpir una visión favorable al "modelo" y sus presuntos beneficiarios políticos, económicos y sociales para esta turbulenta etapa nacional bajo el signo del matrimonio Kirchner. También incursiona con frecuencia en el pasado a fin de confeccionar un relato a medida de sus propósitos.”
Agrega: “Hoy, un grupo de publicistas, que se arroga la condición de jueces y censores del pretérito y lanza fulminaciones o halagos a personajes del ayer, pretende alborotar la seriedad de los estudios históricos con instrumentos de inocultable servicio a la política oficial de estos días. Ese grupo anuncia el propósito de demoler la antigua historia oficial que hoy ningún investigador se atrevería a adoptar como dogma de fe, pero oculta que en su agitada movilización ellos mismos encarnan una "historia" oficial acorde con las notorias peculiaridades del gobierno de turno”.
Desde Doc9, apuntando y aprendiendo, tratando de ser pensante y no ser pensados por otros que detectar  y explicitar las claves la realidad política, jurídica e histórica es una acción clara y sistemática cada vez que el pueblo tuvo en sus manos su propio destino. Esa es la idea de este Apunte. Una tarea que la prensa tradicional no realiza ni hará nunca porque vela por lo contrario al ser exponente de una minoría de apellidos con estatuas inmerecidas impuestas por los vencedores, que tiene a un traidor a las causas populares:  Bartolomé Mitre y su diario La Nación en una batalla que continua desde 1852. Batalla política, cultural y económica, batalla en torno del ejercicio del poder que también transcurre en el campo estratégico de los medios de comunicación, fundamentales para insuflar los espíritus o deprimirlos.
Batalla que tiene preanuncios y precedentes según un itinerario que en dos siglos pasó por el rechazo a las invasiones inglesas, la Vuelta de Obligado; la rebelión del interior contra la imposición del centralismo porteño; el voto secreto, universal y obligatorio; el 17 de Octubre del 1945; el retorno de Juan Perón,  el  regreso de la democracia y el fin de las leyes de la impunidad.
Todos hitos palpables de esta obstinación de ser llamada Argentina que tiene símbolos permanentes como la causa de Malvinas.
Foto tomada dentro del Monumento a la Bandera, Rosario, Santa Fe 2012

La identidad reclama descubrir el pasado, reinterpretarlo, declarar la guerra a la mentira impuesta contra las mayorías por quienes escribieron una historia oficial que hoy desnuda sus escamoteos y miserias.
Los eternos argentinos traidores a las causas nacionales, desde lo que ayudaron  a escapar al inglés Beresford desde la cárcel de Luján, a los que en 1845 se subieron a los barcos ingleses para colaborar con la invasión que repudió José de San Martín desde su propio exilio, a los que hicieron el genocidio al pueblo paraguayo a la orden de Mtire, a los que degollaron salvajemente a la hora de la organización nacional en torno de la gran capital mitrista, a los que lucraron con los prestamos extranjeros desde la Baring Brothers hasta el armado de la colosal deuda que pagan con su propio desangre generaciones enteras de argentinos y a los que cometieron crímenes de lesa humanidad sin olvido.
Enemigos locales que responden a enemigos estratégicos. Que atentaron contra procesos nacionales, como el que comenzó en Mayo en 1810 contra Manuel Belgrano, el indiscutido, del que tanto hay que aprender y aún falta. O de su primo Castelli, su colega Mariano Moreno, y el proyecto de construir una independencia, una soberanía, a partir de un abrupto cambio en las relaciones sociales, de poder, repleto de españoles que no querían cambiar nada, individualistas.
En esta línea, la nueva Ley de Medios es el eslabón principal, el resumen de una gestión de gobierno que nació de la crisis del 2001, asumió en el peor momento histórico y económico del país y con un porcentaje de votos mínimo, creó poder de la nada para enfrentar a las grandes corporaciones, ganó y perdió elecciones y ha levantado banderas de lucha inimaginables para quien esto apunta. A esas luchas es la que teme el diario La Nación, del traidor a las causas nacionales que fue y es Mitre.
Bienvenidos a esta lucha contra eso en el Bicentenario de la Patria, somos soldados, orientadores en la lucha de despertar zonceras y aviviar a los dormidos o desorientados,  gobierne quien gobierne, porque los Gobiernos pasan y la Patria queda. Soldados del legado de Manuel Belgrano, el que no fue militar y se armó en su defensa, lo vistieron de General, la historia mitrista lo quiso esconder, quieto al lado del mástil de la bandera, y quien alguna vez dijo "más que un Padre de la Patria, me contento con ser un  buen hijo de ella. 

3/7/12

Angel rojo y blanco


El Apunte está relacionado a una anécdota tan especial como emotiva. Se trata de Héctor, un hombres de consensos. Así dice ser y así quieren que lo definan.  En sus 75 años transitando por la vida, siempre ha sido respetuoso de sus opciones, creencias y hasta decisiones.
Pero hay dos cosas, que lo movilizan y bloquean su cerebro. Una el amor por Boca Juniors; el otro, por Juan Domingo Perón.
Esas enfermizas convicciones, lo llevaron a ha dedicarse hacer bosteros a todos sus hijos, incluyendo sobrinos cuyos papás y mamás eran de otros clubes.
Para una mayor precisión: su madre era de hincha de San Lorenzo (bajo la influencia de Fugazot, el papá de la actriz, el galán de la audición radial La gran pensión del campeonato, de los años cuarenta), y su padre de Estudiantes de La Plata. Los hermanos, por orden de aparición, eran de River, Estudiantes, River, Racing y él, el menor, se hizo de Boca.
La técnica de convencimiento en Héctor fue llenarlos de regalos apenas nacían, la mayoría juguetes y ropitas azul y amarilla. Así, pasaba a ser el mejor tío del mundo, el que los iba a buscar con su auto y que al surbir les preguntaba democrática y buenamente qué debían decir. Y ellos para no tener vedado el paseo con el único auto de la familia, respondían “ Viva Boca y Viva Perón”.
Así fue como con el tiempo Héctor logró que hasta los nietos de sus sobrinos, sean xeneizes y peronistas
La misma técnica fue usado durante 25 años, con el plus de Copa Libertadora obtenida por Boca en 1977, la llegada de Diego Maradona (Doc9) y los goles de Martín Palermo más las asistencias de Riquelme y las eras Carlos Bianchi y Coco Basile.
La bosterización corrió sobre rieles aceitados...
La  peronización, por su parte, resultó mucho más fácil de enseñar.
En medio de esa vorágine, Amalia, su hija mayor, se separa y retornar a hogar paterno junto a sus hijitos Nicolás y Paola. Para  Héctor , más allá de lo traumático fue hermoso ya que sus dos nietos, pasaron la alegría de la casa.
Pero un día el padre los vino a visitar y encontró al nene con la azul y oro puesta y muy por debajo de sus bigotes, le dijo: “ Sacate esa inmundicia”.  Héctor se tragó la bronca y pensó lo siguiente: llevar la pelea para que los chicos sean de Boca, establecería entre los chicos y el padre una barrera más. O sea lo contrario que los abuelos suelen buscar; una armonía familiar en la que el padre, un fana de River, tuviera con los chicos una muy buena relación.
Así fue que desde el domingo siguiente,  Héctor  se largó a la tarea maratónica  en reconvertir a su nieto en gallina . Haciendo un esfuerzo sobre sobrehumano, cada quince días, se largó por años de llevar a su querido nieto al Monumental.
En eso estaba sin que Nicolasito diera muestras de gran interés en la causa, hasta que un domingo, para la desgracia del abuelo, la vida le demostró que su tarea había sido exitosa. 
Resulta que un domingo jugaba River con Estudiantes y Boca estaba segundo, por lo que no había bostero en el mundo que no quisiera que los de la franja roja perdieran.  Héctor  no era la excepción.
El Monumental repleto de los enemigos y apenas comenzado el partido… ¡golll!.. de Estudiantes. La alegría interna de  Héctor  era tremenda, pero Nicolasito, estaba muy triste.
Y encima, treinta minutos del segundo tiempo…¡ otro gol! …de Estudiantes.
Héctor cantaba praa mis adentros ¡ Dale Boca, Dale Booo...! y, calladito el hombre, pensaba también cómo andaría su equipo que jugaba con Gimnasia de La Plata.
En esos placeres estaba cuando su nieto con los ojos llorosos, dice tan fuerte que todo Los Borrachos y no tanto de esos tablones de cemento ubicados en medio del chetaje de Núñez, escucharon del chico:
- ¡ Abue, rezale a la abuelita para que por lo menos empatemos, rezale que ella nos ayude desde el Cielo !.
Entre sorprendido e incrédulo, pero más todavía conmovido por la fe que el nene tenía en su abuela que había fallecido poco tiempo atrás,  Héctor  dudaba qué hacer hasta que un morocho grandote como la Mole Moli, cortésmente grita:
 - ¡ Dale viejo que se termina el partido!.
Y así, mientras todos estaban parados, cumpliendo el pedido del nieto, el abuelo  Héctor se sentó y comenzó a pedir sinceramente al alma de su señora que ayudara a cumplir el sueño de la criatura cuando, de golpe… ¡¡gol de River!!, con lo que al instante sintió que lo levantaba, abrazaba y besaba esa manada de búfalos enloquecidos.
Pero, recalcitrante bostero, estaba contento porque River seguía perdiendo, Boca estaba puntero y faltaban apenas dos minutos.
De pronto,…¡¡¡gol!!.. de River mientras  Héctor  estaba rezando nuevamente por pedido de su nieto. Y así, levantado en brazos, mezclado en toda clase de festejos, fue tributo de un amor gallineril que continuó hasta ubicar su auto en la Av. Libertador y, por si fuera poco, con una camiseta de River en la espalda, que aún  Héctor  guarda con mucho respeto y cariño.
Porque lo realmente inolvidable fue el beso de alegría de su nietito por lo que durante muchas cuadras las lágrimas no lo dejaban ver el tránsito.
Ese día  Héctor  supo que gacias a Dios y a un ángel, River lo hizo feliz. 

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